Este artículo se publicó hace 15 años.
China aprueba la producción de arroz y maíz transgénico
El Gobierno de China aprobó la producción de arroz y maíz transgénico, informó hoy la organización ecologista Greenpeace, quien criticó esta medida y pidió el cese inmediato de la comercialización de estos productos.
Según la asociación, el Ministerio de Agricultura de China publicó en su web que el Comité de Bioseguridad ha dado el visto bueno, por primera vez, a la producción de dos tipos de arroz y una de maíz transgénicos.
La organización critica la falta de información sobre los peligros para la salud y los estudios ambientales llevados a cabo en torno a estos productos e insta al Ministerio de Agricultura a que comunique de inmediato todos los detalles.
"El arroz es el alimento básico más importante para el pueblo chino y nuestros bebés crecen en él. La gente tiene derecho a saber si el que comen tiene algún riesgo para la salud", apuntó Lorena Luo, miembro de Greenpeace en China.
El arroz juega un papel fundamental en China, puesto que es el alimento básico de una parte sustancial de los más de 1.350 millones de habitantes del país más poblado del mundo.
China produce actualmente unas 500 millones de toneladas de arroz, aunque se calcula que, con el incremento de la población del país hasta los 1.600 millones para 2020, se debería ampliar la capacidad de producción a 630 millones de toneladas.
La necesidad de más alimento, así como el supuesto recorte en el impacto medioambiental (los transgénicos requieren de un 80% menos de pesticidas, uno de los contaminantes más extendidos en China) y el mayor beneficio previsto para los agricultores son algunas de las ventajas de esta decisión.
Sin embargo, sus opositores denuncian que no se ha investigado suficiente este tipo de alimentos ni sus consecuencias a largo plazo en la salud.
En los años 90 China permitió inicialmente la venta de productos genéticamente modificados, como algodón, tomates y maíz, aunque el Gobierno chino se retractó en 2000, cuando la comunidad internacional empezó a cuestionar estas prácticas.
En mayo de 2005, China ratificó el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad, que obliga a los exportadores a identificar y facilitar información sobre los transgénicos.
Según cálculos de Naciones Unidas, en 2007 había en todo el mundo unas 114 millones de hectáreas de cultivos transgénicos, que incluían productos como patatas, soja, algodón y arroz.
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