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China intenta cambiar de modelo mientras tira de la UE y de EEUU

Quiere que el consumo interno tome el relevo de las exportaciones

 

DAVID BRUNAT

Se dice que el del Dragón es un año de prosperidad, el más poderoso de los 12 signos del calendario chino. De momento, lo único seguro es que a Pekín le va a traer mucho dolor de cabeza. Al tiempo que el país invierte millones de yuanes en cambiar de modelo económico (de un sistema basado en la exportación a otro basado en el consumo interno), también se verá obligado a inyectar dinero en las agónicas economías de Europa y EEUU, sus dos grandes clientes y sustento de su milagro económico. El equilibrio no será fácil, aunque los expertos coinciden en que China tiene músculo para hacerlo. Y no le queda otra.

Las exportaciones serán la clave de 2012 para China. Por primera vez, la fábrica del mundo tendrá una balanza comercial deficitaria. El batacazo de su primer socio (Europa) ha sido tal que la previsión en crecimiento de exportaciones para este año es del 0%, mientras las importaciones crecerán un 3,5%, según UBS Investment. De ahí la necesidad urgente de que la riqueza y el crecimiento vengan del consumo interno. Según las previsiones, la tragedia de las exportaciones se traducirá en una contribución negativa al PIB del 1,4%, además de un palpable malestar social por la pérdida de decenas de miles de empleos, que ha disparado las huelgas y las revueltas violentas en el sur del país.

El país registrará por primera vez una balanza comercial deficitaria

¿Cómo saltar a un modelo de crecimiento endógeno? Tres son las claves: consumo, inversión y gasto público. Pekín ha empezado a aplicar políticas fiscales proactivas (ayudas al doliente sector exportador o al cuasi estancado sector inmobiliario) y 'políticas monetarias moderadas', que se traducen en otra oleada de crédito barato tras las restricciones del último año para enfriar la economía. Es su gran dilema: le conviene cerrar el grifo del crédito si no quiere que su burbuja estalle ni se desboque la inflación, pero también abrirlo para que la población consuma y gire la rueda del cambio, sobre todo con la UE directa a la recesión.

Aun así, algunos expertos disienten. Para UBS, 'no es ni necesario ni beneficioso para el Gobierno chino emprender otro nuevo gran estímulo, expandir el crédito otra vez o revertir las políticas al sector inmobiliario. La falta de políticas claras podría decepcionar a los mercados'. Otros creen que esta nueva inyección de liquidez sí será beneficiosa si se invierte en sectores productivos (sanidad, educación y servicios sociales) en lugar de especulativos como hasta ahora (inmobiliario, financiero y ciertas infraestructuras).

Pekín confía en que el gasto público contrarreste la pérdida de empleo y riqueza por el abandono de las exportaciones y ayude a Occidente a salir de la crisis, ya que China demandará materias primas e inversión extranjera para sus servicios públicos y el impulso a sectores estratégicos (renovables, biotecnología o industria hi-tech), en los que invertirá 1,26 billones de euros el próximo lustro.

Se debate entre reabrir el créditoy controlar la inflación

A ese estímulo se añade la progresiva apreciación del yuan frente al dólar y el hundimiento del euro, que aumentará el potencial exportador de Occidente y ayudará a materializar los ocho billones de dólares en importaciones prometidos por el presidente Hu Jintao para el próximo lustro. Además, Reuters filtró en diciembre que China ha establecido dos agencias de inversión para inyectar 223.000 millones de euros en Europa y EEUU, destinados a evitar que otra recesión global arrastre a China a una ralentización económica de consecuencias imprevisibles.

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