Este artículo se publicó hace 15 años.
China recuerda un año después un seísmo que dejó cicatrices y dudas
China conmemoró hoy el primer aniversario del terremoto de Wenchuan, que causó cerca de 90.000 muertos y desaparecidos y del que quedan aún cuestiones por resolver, como cuál será el futuro de los supervivientes o qué medidas tomará el país para evitar que sus frecuentes seísmos produzcan tantas víctimas.
El acto central del aniversario se produjo en Yingxiu, ciudad próxima al epicentro y en la que murieron 6.300 de sus 9.000 habitantes, donde el presidente chino, Hu Jintao y otros líderes comunistas guardaron hoy un minuto de silencio a la hora exacta en que se produjo el seísmo (14.28 hora local, 06.28 GMT).
"La solidaridad es nuestra fuerza, y luchando se puede conseguir la victoria", señaló el presidente chino al elogiar las labores de rescate de hace un año, a las que calificó como "las más rápidas, masivas y efectivas en la historia de China".
La ceremonia se celebró ante las ruinas del instituto de secundaria de Yingxiu, el único edificio que se ha dejado en pie en la ciudad, ahora convertida en una urbe de casas prefabricadas.
Soldados depositando coronas de flores y marchas militares acompañaron a la solemne ceremonia, que culminó con Hu y otros líderes ofreciendo crisantemos amarillos y blancos, símbolo de luto en Oriente, ante el monumento de recuerdo a las víctimas (un reloj con la hora detenida en el momento del seísmo).
Hu también agradeció desde esa provincia el apoyo internacional que China recibió en aquella tragedia, que junto a otros hechos de 2008 como las revueltas en el Tíbet o el escándalo lácteo "arruinaron" un año que debía ser festivo por la celebración de los Juegos Olímpicos de Pekín.
Las conmemoraciones de hoy y de los últimos días han incluido también actos de lo más insólito, como la inauguración de un museo en el que se muestran "reliquias del terremoto", entre ellas un célebre cerdo que sobrevivió 36 días entre los escombros.
También una boda comunal entre 20 parejas de la etnia Qiang, que se vuelven a casar después de haber perdido todos ellos a sus cónyuges en el terremoto.
El seísmo con epicentro en el distrito de Wenchuan, donde se encuentra Yingxiu, causó según las cifras oficiales 68.712 muertos y 17.921 desaparecidos (hacen falta dos años para que este segundo grupo sea considerado también fallecidos, a efectos de indemnizaciones a sus familias).
La mayoría de los 4,8 millones de personas que quedaron sin hogar viven un año después en casas prefabricadas, a la espera de que el Gobierno construya nuevos asentamientos o incluso ciudades de nueva planta como Nuevo Beichuan, que estará a 30 kilómetros de la arrasada urbe original, Beichuan.
Una visita a la zona un año después muestra que la reconstrucción no avanza por igual en todos los lugares, ya que cada uno recibe las ayudas de distintas regiones de China, y aquellas dependientes de lugares más ricos -como Shanghai o Cantón- renacen más rápido.
Algunos damnificados recibieron ya viviendas nuevas a bajo alquiler, sobre todo los de zonas rurales, pero muchos de ellos siguen sin casa y han tenido que emplear las ayudas para montar negocios turísticos.
Y es que la zona se ha convertido, para bien o para mal, en un imán para los viajeros: sólo en las vacaciones del Año Nuevo Chino, el pasado invierno, la zona fue visitada por siete millones de personas.
Una de las grandes heridas que dejó el terremoto fue la elevada muerte de niños y adolescentes (más de 5.300) en escuelas que se derrumbaron por el seísmo.
El hecho puso en evidencia el uso de materiales de mala calidad en la construcción de edificios educativos y levantó sospechas sobre posible corrupción entre políticos y constructores.
Se prometieron acciones legales contra los "criminales" que fueran hallados responsables de las tragedias en las escuelas, pero un año después esas investigaciones no se han iniciado, mientras el Gobierno chino está más centrado en evitar que esa tragedia no se repita.
En este sentido, se emitió un Libro Blanco sobre Prevención de Desastres Naturales prometiendo que se reforzarán las escuelas del país para hacerlas resistentes a estas catástrofes, una medida que para muchos padres de niños fallecidos en el terremoto llega tarde y no hace justicia.
El artista Ai Weiwei, célebre por haber diseñado el estadio olímpico de Pekín, se ha convertido en un inesperado defensor de esos padres, pidiendo al Gobierno públicamente que castigue a los responsables de la construcción de esas escuelas derrumbadas.
Otros activistas como Tan Zuoren o Huang Qi, que investigaron el derrumbe de escuelas e intentaron hacer una lista de los estudiantes fallecidos, fueron en los últimos meses detenidos y acusados de "subversión", según han denunciado organizaciones no gubernamentales.
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