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Un chiringuito financiero estafa 57 millones a jubilados británicos

La Policía Nacional detiene en Mallorca a los 17 veinteañeros que componían la trama

Ó. LÓPEZ-FONSECA

Seleccionaban a sus víctimas entre jubilados británicos y les telefoneaban para ofrecerles productos financieros ficticios con hasta un 8% de rentabilidad mensual. Cientos de ellos picaron. La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía detuvo el martes en Palma de Mallorca y Calviá a los 17 presuntamente estafadores, la mayoría veinteañeros, que habían creado un chiringuito financiero asentado en Illes Balears con el que consiguieron timar más de 50 millones de libras esterlinas (57 millones de euros) a ciudadanos residentes en Reino Unido, según informó este viernes el Ministerio del Interior.

La operación Darkcross se inició hace año y medio, tras recibir los policías españoles información de sus colegas londinenses de que una organización especializada en fraudes financieros se había asentado en España y había comenzado a operar desde un boiler room (sala de negocios, en inglés), una oficina desde la que los estafadores telefoneaban a particulares para captar sus ahorros con la oferta de atractivas inversiones que en realidad no existían.

Las pesquisas permitieron determinar que el grupo llevaba operando en España desde hace al menos cuatro años y que, tras pasar por Barcelona, hacía al menos dos que se había asentado en Palma de Mallorca. Los agentes descubrieron también que el grupo, que había creado un complejo entramado mercantil para encubrir sus actividades, tenía su boiler room en un local de la calle Joan Miró de la capital balear.

Allí contaban con largas mesas repletas de teléfonos desde los que llamaban a sus víctimas. A estas, las seleccionaban de entre grandes listados de ciudadanos británicos que poseían. Los estafadores también contaban con una decena de manuales con el guión que los ganchos debían seguir en sus conversaciones con los jubilados para vencer sus reticencias.

Cuando la víctima aceptaba, le pedían que ingresara sus ahorros en la cuenta de un banco británico. Desde esta, el dinero iba saltando de una entidad financiera a otra, incluso de Singapur, hasta llegar a España. Cuando los estafados se daban cuenta del engaño, era imposible seguir el rastro del patrimonio y recuperarlo. Para impedir que la Policía los localizase, cada tres meses también movían el boiler room de una oficina a otra.

Entre los 17 detenidos 15 hombres y dos mujeres, dos de ellos, apodados Porky y Nick, eran los presuntos cabecillas del grupo. Todos disfrutaban de un elevado nivel de vida, con viviendas de lujo y vehículos de alta gama. A uno de los arrestados se le intervino, incluso, un teléfono móvil de edición limitada valorado en 200.000 euros.

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