Este artículo se publicó hace 11 años.
La ciencia española, "con el culo al aire" por las calles de Madrid
Miles de personas participan en la manifestación #PorLaCiencia27S oficiando el entierro simbólico de la ciencia española para denunciar su situación tras años de recortes.
A ritmo de marcha fúnebre, entre ruegos y plegarias. Así marcharon este viernes miles de personas por las calles de Madrid oficiando el entierro de la ciencia en una representación cómica de una realidad que, denuncian, es cada vez más palpable: la muerte de la ciencia española y de su futuro.
Coincidiendo con la celebración de la Noche de los Investigadores, han salido de sus laboratorios y, ataviados con camisetas rojas y todo tipo de pancartas, han querido explicar que "sin ciencia no hay futuro", como rezaba la pancarta principal de la marcha.
Entre gritos de "Menos Ronaldos y más becarios", "La ciencia hay que salvar, Montoro ten piedad" o "Menos muletas y más probetas", han recorrido el Paseo del Prado. La marcha transcurrió desde el Jardín Botánico hasta el Círculo de Bellas Artes, pasando por la Plaza Cibeles, donde se ha oficiado un simbólico sepelio con plañideras incluidas. Durante el recorrido, varios participantes ataviados con batas han representado una bajada de pantalones para explicar que se encuentran "con el culo al aire".
En un ambiente festivo pero cargado de simbolismo, han denunciado una situación a la que han llegado tras años de recortes que han segado hasta un 45% el presupuesto dedicado a investigación desde 2009, dejando esperanzadores proyectos de investigación en la cuneta.
"En lugar de investigar tenemos que mendigar"Algunos de los proyectos afectados son tan críticos como el que lleva a cabo María Luisa Botella, investigadora del CSIC y máxima autoridad mundial en la investigación de una enfermedad rara: la telangicestasia hemorrágica hereditaria (HHT). Botella acudió a la cabecera de la manifestación junto a otros colegas de renombre como Óscar Llorca o Francisco Guinea. Su equipo, que desarrolló en España el único fármaco huérfano reconocido a nivel global como eficaz contra este mal, también se ha visto trastocado.
"De nuestro trabajo depende la esperanza de los pacientes"
"Yo empecé a denunciar esta situación hace años y ahora es un cataclismo. En mi caso me quedé literalmente sola y así es imposible sacar todo el trabajo adelante", asegura a Público. "En el Ministerio conocen la situación porque yo les he escrito cartas y no me han hecho ni caso", denuncia.
"Hemos hecho conciertos benéficos, participado en concursos, jugado a la Lotería... ya no sabemos qué hacer". "Nos vemos obligados a mendigar y a perder un tiempo precioso que deberíamos dedicar a investigar", asegura. Además, la conciencia no les deja opción pese a no contar con recursos: "No podemos pararnos porque de nuestro trabajo depende la esperanza de los pacientes".
"La ciencia repercute en todos"Pero no sólo proyectos punteros a nivel mundial se han quedado en el aire. También muchas investigaciones e investigadores de base, que son la raíz del futuro del I+D+i, se han visto afectados.
Ángel Goñi, estudiante postdoctoral de la rama informática, vive con incertidumbre un presente que le hipoteca su futuro. Tras exiliarse al extranjero al terminar sus estudios no se resigna a no encontrar futuro en su país: "En mi caso la situación es de precariedad total, pero no sólo por el presente, también por el futuro que me espera aquí". "Pero no sólo luchamos por nuestro trabajo, es que la ciencia es de todo. Repercute en la sociedad", explica durante la protesta, a la que ha acudido con compañeros.
"Nos buscaron a los mejores, nos trajeron y ahora nos han tirado a la basura"Juntos, unos y otros, han aportado su granito de arena a una marcha con vocación de buscar un futuro esperanzador que no encuentran. Como Ana Pintos, una investigadora que logró una beca Ramón y Cajal después de años trabajando en EEUU.
Mientras sujeta una foto suya recibiendo un premio de manos de la exministra Mercedes Cabrera, cuenta que tras quedar la primera entre 200 candidatos pudo regresar a España e incorporarse al CSIC. Hoy, está paro: "Nos buscaron a los mejores, nos trajeron y ahora nos han tirado a la basura", denuncia.
Investigadores de diferentes universidades e instituciones científicas, como el CSIC, trabajadores de CosmoCaixa... Cientos de historias que han desfilado por las calles de Madrid dando fe de lo que pudo ser y no fue, reclamando una serie de exigencias mínimas que han sido recogidas por el Colectivo Carta por la Ciencia con el objetivo de evitar el deterioro de la antes prometedora ciencia española.
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