Este artículo se publicó hace 15 años.
Los científicos piden cautela ante la captura de CO2 en el mar
Se han llevado a cabo una serie de experimentos controlados de fertilización de los mares con hierro ya que inicialmente parecían aumentar el crecimiento del fitoplancton y reducir temporalmente el CO2 atmosférico
Algunos empresarios quieren aprovechar esto y practicar en los mares de Australia o la Antártida con el fin de vender más tarde los créditos de los gases por millones de dólares.
La postura opuesta es la de muchas naciones y científicos, que consideran que usar la naturaleza para limpiar el exceso de dióxido de carbono de la humanidad, con el objetivo de combatir el calentamiento global, implica riesgos e incertidumbre.
Rociar la superficie del océano con cantidades pequeñas de hierro o arrojar nutrientes por miles de kilómetros cuadrados promueve el florecimiento del diminuto fitoplancton, que absorbe el dióxido de carbono en las plantas marinas.
Cuando el fitoplancton muere se amontona en las profundidades del océano, junto con el carbono atrapado dentro de sus células, donde supuestamente queda almacenado durante décadas o siglos en los sedimentos del suelo oceánico.
Las empresas que están considerando este carbono natural esperan comercializarlo para crear créditos de carbono, a fin de ayudar a las industrias a compensar sus emisiones.
El problema es que nadie sabe exactamente cuánto carbono puede ser capturado y almacenado de este modo, durante cuánto tiempo o los riesgos que conlleva para los ecosistemas oceánicos.
Algunos científicos temen que tales esquemas puedan cambiar la composición de las especies en los océanos, incrementar la acidez o causar el agotamiento del oxígeno en algunas zonas, provocando incluso la liberación de otro poderoso gas de efecto invernadero, el óxido nitroso.
"Es muy importante reconocer que si suben los efectos nocivos con la escala y la duración de la fertilización, la detección de estos efectos acumulativos podría no ser posible hasta que el daño esté hecho", declaró John Cullen, profesor de oceanografía de la universidad de Dalhousie en Nueva Escocia, Canadá.
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