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Cientos de asistentes rememoran la dura labor del campo en la palentina Castrillo de Villavega

EFE

La Fiesta de la Trilla, que ha reunido hoy en Castrillo de Villavega (Palencia) a cientos personas, ha recordado el duro trabajo del campo y "la unión de familias enteras para sacar adelante las labores agrícolas".

"Aunque se trate de una tradición del pasado, las faenas del campo siguen estando presentes en la vida actual, en el lenguaje, las costumbres, los valores y el carácter de los castellanos", ha manifestado a Efe Ramón Álvarez de Miranda, quien ha recogido hoy el Trillo de Oro en nombre de su padre, el ex presidente del Congreso Fernando Álvarez de Miranda y Torres.

El que fuera presidente del Congreso de los Diputados con UCD entre 1977 y 1979, embajador español en El Salvador entre 1986 y 1989, y Defensor del Pueblo entre 1994 y 1999 no ha podido asistir a la Fiesta de la Trilla "por motivos de salud".

"Le hacía mucha ilusión estar aquí y recordar estos tiempos, porque, aunque él naciera en Santander por motivos coyunturales, siempre se ha sentido palentino", ha asegurado el cuarto de sus cinco hijos.

Su padre y su abuelo eran de Villalba de Guardo y la familia de su mujer de Bárcena de Campos, donde Álvarez de Miranda tiene propiedades.

De hecho, la familia pasa parte del verano en este pequeño pueblo de Palencia situado a menos de dos kilómetros de donde hoy un centenar de personas se esfuerza en "recordar las tradiciones y a través de ellas a nuestros antepasados que vivieron y trabajaron en unos tiempos muy duros y difíciles para la gente del campo", ha explicado a Efe Jaime Laso, el presidente de la Asociación Cultural La Trilla, que desde hace once años organiza esta actividad.

La asociación ha reconocido al abogado y político nacido hace 87 años en Santander con su 'Trillo de Oro', un pequeño pin en forma de trillo que hoy le entregarán a sus hijos.

"Es vecino nuestro, tiene amigos en Castrillo y es primo de Javier Cortes, el descubridor de la villa romana La Olmeda", ha agregado Laso, asegurando que no hay mejor carta de presentación que esta para recibir el 'Trillo de Oro'.

Además la asociación siempre busca a personas que "hagan más grande a La Trilla" y den la mayor proyección a esta fiesta que retorna cada año a los difíciles tiempos en que la gente del campo segaba, aparvaba, beldaba y trillaba bajo el sol en los campos castellanoleoneses.

Para ello cada año, desde hace once, los habitantes de Castrillo se meten en faena, se visten, hablan y cantan como sus antepasados y demuestran a cientos de espectadores cómo se segaba, amorenaba, acarreaba, aparvaba y beldada, para dejar de paso constancia de todas las fases de la trilla, las herramientas y maquinaria que se usaba y hasta el vocabulario y la vestimenta de sus gentes.

Este año han tenido una dura competencia con las cuadrillas de segadores que han llegado de Andalucía y que han hecho una demostración de siega con hoz, y con los castellano-manchegos que han hecho gala de transporte con un carro tirado por una reata de mulas armadas para el arrastre.

Tampoco se han quedado atrás un arado romano y otro de mano, un Oliver 8, que se han convertido en protagonistas entre los aperos de la faena, solo eclipsados por una segadora atadora que a sus 95 años funcionaba como el primer día, segando, atando y tirando el paquete atado.

Como siempre, las 1.200 raciones de cocido con pan y vino a la sombra de la chopera que bebe del Valdavia han servido para recuperar fuerzas y hacer un alto en el camino.

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