Cinco muertos y decenas de heridos por tres atentados suicidas en Afganistán

Al menos cinco personas murieron y decenas resultaron heridas en tres atentados suicidas registrados hoy en el sur de Afganístan, informaron fuentes oficiales.

El primer atentado se produjo a primera hora de la mañana en la ciudad de Lashkargah, capital de la provincia de Helmand y donde el estallido de un automóvil cargado con explosivos y conducido por un suicida causó la muerte de cuatro civiles.

Según precisó a Efe el portavoz del gobernador provincial, Daud Ahmadi, la explosión dejó 21 heridos, algunos en estado crítico.

El atentado se produjo frente a una sucursal del Banco Kabul, y de acuerdo con la fuente entre los heridos figura una decena de policías que hacían cola para retirar su salario mensual.

El atentado fue reivindicado por los talibanes, uno de cuyos portavoces, Qari Mohammad Yousef Ahmadi, cifró las víctimas en "al menos cuarenta militares, policías y funcionarios".

Se trata del segundo ataque talibán en los últimos meses contra el Banco de Kabul, una de cuyas sucursales en la ciudad de Jalalabad, en el oeste afgano, fue el objetivo en febrero de otro atentado suicida que causó decenas de víctimas mortales.

Como en el atentado de hoy, buena parte de las víctimas del ataque de febrero eran funcionarios o miembros de las fuerzas de orden que retiraban sus honorarios.

Tras el atentado de Lashkargah, otros dos suicidas se inmolaron en Kandahar, bastión talibán del sur afgano.

Según precisaron las autoridades provinciales en un comunicado, los ataques causaron la muerte de una persona y heridas a 22, y en ambos casos se produjeron en las cercanías de comisarías policiales.

Según el texto oficial, la mayoría de los heridos son niños, un extremo que no ha sido confirmado por fuentes independientes.

Los nuevos ataques tienen lugar un mes después de que en julio se iniciara el traspaso del control de la seguridad del país a las fuerzas afganas.

El proceso ha incrementado los ataques a los funcionarios y las fuerzas de seguridad afganas y se desarrolla en paralelo a la salida gradual de las tropas de EEUU en uno de los periodos más sangrientos de una guerra que en septiembre cumplirá una década.