Este artículo se publicó hace 15 años.
El otro cine español de la competición
Mientras Ignasi Guardans y su borrador de Orden Ministerial impulsan el cine grande, caro y resultón, los tres filmes españoles de la competición parecen llevarle la contraria. Ni Los condenados, de Isaki Lacuesta, ni La mujer sin piano, de Javier Rebollo, ni tan siquiera Yo, también, de los debutantes Álvaro Pastor y Antonio Naharro, son películas de gran presupuesto. Todas responden a un modelo de cine más apegado a la autoría que a la taquilla.
Quizá sea Yo, también, con Lola Dueñas, la que use un lenguaje más tradicional y tenga vocación de gran público, pero no cabe duda de que Lacuesta y Rebollo se han criado en los márgenes.
Fernando Trueba, que con El baile de la victoria regresa a la dirección después de cinco años, sería el único representante de la industria.
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