Este artículo se publicó hace 13 años.
Clijsters aplaca la revolución china
La belga Kim Clijsters aplacó la revolución china, representada por Na Li (3-6, 6-3 y 6-3), a la que privó de la conquista del primer Grand Slam para el tenis asiático en el Abierto de Australia, que se dirigió a su particular cosecha de grandes éxitos, el primero al margen de Nueva York.
Clijsters, que saldrá del Melbourne Park como segunda jugadora del mundo y con 2,200.000 millones de dólares australianos hacia su cuenta corriente, echó el cierre a su relación de frustraciones, aunque todas gestadas antes de su temporal retirada en el 2007.
La octava final grande supuso a la belga la conquista de Australia. Malparada del primer Grand Slam del curso en el 2004, igual que de Roland Garros (2001 y 2003) y el Abierto de Estados Unidos (2003), que conquistó después en tres ocasiones (2005, 2009 y 2010), frustró el sueño chino. A Na Li no le dio para superar a su adversaria.
Al contrario de lo que ocurrió en la final de Sydney semanas atrás, cuando la jugadora china remontó una clara ventaja de su adversaria, la cancha Rod Laver Arena contempló la resurrección de la jugadora de Bélgica, que cedió, no obstante, su primer set en todo el torneo.
En dos horas Clijsters echó por tierra las intenciones de la jugadora oriental, que comenzó como un tiro. Remontó el 2-0 de inicio de la tercera favorita y tomó la ventaja en el set, que conquistó por 6-3.
En el inicio del segundo parcial estuvo la clave. Li prolongó su buen tono, solo afeado por el escaso rendimiento en el servicio. Sin embargo, Clijsters se sostenía. No perdía la cara al partido a pesar de sus desaciertos. En los siete primeros juegos ninguna mantuvo el saque. fue la belga quién lo agarró y rompió el parcial. Suficiente para igualar el partido.
La jugadora belga se apuntó cinco juegos seguidos, que le dieron para cerrar el segundo set y encarrilar el tercero. Y Na Li empezó a nadar contracorriente. Las miradas al palco de su equipo en busca de su entrenador y marido Jiang Shann, no tuvieron el efecto deseado. Acabó con 26 errores no forzados Na Li y desesperada, mientras Clijsters había enfilado ya el camino hacia el triunfo (4-1), que ya no se le escapó y que cerró en poco más de dos horas de partido.
"Li ha sido una gran competidora que ha jugado muy bien. Espero tener ocasión de encontrarnos en más ocasiones", dijo Clijsters, que agradeció el trabajo de su dentista, al que prometió un recordatorio sobre la pista después de solucionarle un problema bucal el pasado sábado.
Clijsters, de 28 años, suma en Melbourne su título 41 del circuito y con una amplia perspectiva de futuro si opta por retrasar sus intenciones de emprender una nueva retirada del circuito.
Santiago Aparicio
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