Este artículo se publicó hace 15 años.
Clooney se lamenta de que haya tan poco reporterismo hoy en día
El actor estadounidense George Clooney se lamentó en Londres de que haya tan poco reporterismo hoy en día y que cualquiera pueda "escribir una historia que se publica luego en 1.800 sitios sin que uno pueda hacer nada".
"Será una historia falsa y tu dirás que no tiene nada de verdad, pero te responderán que no son ellos quienes lo dicen, sino que lo dio un tabloide de Londres", se quejó Clooney antes de asistir anoche en la capital británica al estreno de su película "The Men Who Stare at Goats" (Los hombres que miran a las cabras).
Clooney precisó, sin embargo, que sentía simpatía hacia los periodistas: "Soy hijo de uno de ellos. Crecí entre las noticias. Es complicado. Ya sé que hay que vender periódicos".
La otra estrella del filme, Kevin Spacey, dijo no entender que "los periodistas puedan inventarse historias. No entiendo qué interés hay en escribir una falsedad. Y si uno se molesta en decir que una historia publicada no tiene nada de verdad, escribirán que uno la ha negado, lo que no es lo mismo que decir que lo que escribieron no tenía un punto de verdad".
Los dos actores expresaron esas opiniones después de que el diario "The Guardian" publicara este jueves una información según la cual varios conocidos tabloides británicos habían sido víctimas del engaño de un equipo de documentalistas que quiso probar su credulidad.
Las falsas historias publicadas por varios tabloides incluyen la noticia de que el pelo de la cantante Amy Winehouse se había prendido fuego o el supuesto interés por la física cuántica de un miembro del grupo Girls Aloud.
El engaño de que fueron objeto es materia de un documental titulado "Starsuckers", dirigido por Chris Atkins, que se presenta el próximo 28 de octubre en el Festival Cinematográfico de Londres.
"He querido demostrar que el periodismo del famoseo es una tontería y que ha infectado al conjunto del periodismo", afirmó su director, Chris Atkins, en declaraciones al diario "The Guardian".
Pretextando que tenía un contacto en una clínica especializada en famosos, Atkins dijo que podía obtener información médica confidencial sobre esos clientes.
Algunos periódicos mostraron en principio interés y aceptaron entrevistarse con él. Incluso uno de ellos llegó a ofrecer 3.300 euros por cada historia que se publicase.
Finalmente, el asunto debió de parecer demasiado delicado - la obtención del historial médico de un paciente atenta contra la ley de protección de datos- y finalmente no se publicó ninguna de las historias falsas que habían preparado sobre liposucciones y agrandamientos mamarios.
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