Jacob Zuma será el próximo presidente de Suráfrica de acuerdo con los resultados de las elecciones celebradas el miércoles. Según los primeros datos, con la mitad de los votos contados, el partido de Zuma, el Congreso Nacional Africano (CNA), lograba un 66,67% de sufragios, cuatro puntos menos que en 2004.

Con estos resultados se acaban las esperanzas del Congreso del Pueblo (COPE) de postularse como una alternativa de poder al CNA de Mandela, que gobierna Suráfrica desde el fin del apartheid en 1994.

El principal revés para Zuma ha sido el triunfo de Zille, una mujer blanca, en la provincia del Cabo Occidental, el principal destino turístico del país africano. Es la única de las nueve provincias que dejaría de controlar el CNA.

El consuelo de los opositores sería evitar que el CNA alcance los dos tercios en el Parlamento, cuya representación se reparte entre 400 delegados de forma proporcional a los resultados obtenidos, lo que le permitiría modificar la Constitución sin necesidad de contar con el resto de los partidos.

'Este partido es un elefante. No se puede derribar un elefante', declaró un exultante Zuma, de 67 años, ante los miles de simpatizantes que se congregaron ayer en Johannesburgo para celebrar el triunfo del CNA.

Zuma está a punto de completar una milagrosa resurrección política, después de que en 2005 el entonces jefe del Estado, Thabo Mbeki, lo destituyera de la vicepresidencia al sospechar que había cobrado sobornos de una empresa de armas francesa en 1999.

El 6 de abril, la Fiscalía surafricana retiró los cargos de corrupción, fraude, extorsión y blanqueo de dinero contra él, al considerar que hubo manipulación en el proceso, lo que le ha permitido llegar a las urnas libre de trabas legales.

En 2006, su situación no podía ser peor, tras ser acusado de violación. Fue absuelto por falta de pruebas, pero fue objeto de burla al decir que, como era una mujer portadora del VIH, se había duchado después para evitar el contagio.