Con cuatro millones de desempleados como telón de fondo y la economía cayendo en picado, los líderes de las patronales CEOE y Cepyme y de los sindicatos UGT y CCOO han vuelto a sentarse junto al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en torno a la mesa de negociaciones para reactivar el truncado Diálogo Social. En referencia a esta información adelantada ayer por Público , la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, reconoció tras el consejo de ministros que 'la reunión efectivamente se produjo' y que, de partida, 'hay coincidencia general de planteamientos'.

Este clima de disposición a la negociación, clave para acometer un cambio de modelo productivo que corte con el lastre del ladrillo, parece ser la razón fundamental del estricto secreto con que se ha tratado el encuentro. Una cena que se celebró en la Moncloa el pasado 20 de mayo, según pudo saber este periódico.

Era necesario dejar atrás no sólo las posiciones insalvables, sino todo lo que había llevado al desencuentro. Además del motivo principal: la falta de acuerdo entre patronal y sindicatos, se ha sumado en varias ocasiones el malestar provocado por declaraciones al calor de los mítines en campaña electoral o el descuido de un indiscretomicrófono abierto.

Una vez desvelada la nueva etapa de las conversaciones, no queda otra que reconocer que el tiempo apremia y que, 'cuanto antes se pueda, se tendrá un proyecto de ley', como explicó ayer Fernández de la Vega. Los objetivos son claros: 'abordar, desde el Diálogo Social, la puesta en marcha de medidas' para construir los mimbres de 'un modelo productivo de economía sostenible, en el que queremos que participen todos los agentes sociales'.

Respecto a la polémica de los últimos días sobre la futura reforma laboral, Fernández de la Vega remitió a las declaraciones de la ministra de Economía, Elena Salgado, y aseguró que 'el objetivo del Gobierno es combatir la precariedad de los trabajadores y garantizar sus derechos' en un marco de 'estabilidad del empleo'.