Este artículo se publicó hace 16 años.
Comienza el juicio a un alto cargo del régimen de Egipto por el asesinato a una cantante libanesa
El juicio contra Mustafa Talaat, un alto cargo del régimen egipcio acusado de instigar el asesinato de la cantante libanesa Suzanne Tamim, comenzó hoy en El Cairo en medio de una gran expectación y de intensas medidas de seguridad.
Talaat, adinerado empresario de 49 años, senador y miembro de los principales órganos del partido gobernante -la Oficina Política-, compareció en la celda de los acusados ante el Tribunal de Bab al Luq en el centro de El Cairo.
Junto a él se encontraba Munir Ali al Sukari, un antiguo oficial de las fuerzas de seguridad egipcias, acusado de ser el autor material del asesinato de la cantante, degollada el pasado 28 de julio en Dubai.
Cientos de personas se concentraron a las puertas de los juzgados para asistir a la primera sesión del juicio, cubierta por decenas de medios de información árabes e internacionales y que se celebra bajo intensas medidas de seguridad.
Tras la sesión, el juez que preside el tribunal anunció que el juicio se reanudará el próximo 15 de diciembre.
"El juicio de la década" o "el juicio del dinero y el poder", son algunos de los titulares de la prensa local sobre el proceso, que ocupa desde hace semanas las portadas de periódicos y canales de televisión árabes y que se ha convertido en uno de los temas más recurrentes en las conversaciones cotidianas de los cairotas.
Una parte de la opinión pública considera que todo es un montaje del sistema para simular que nadie está por encima de la justicia, mientras que para otra el juicio responde a un ajuste de cuentas entre los altos responsables del partido gobernante.
Talaat y Al Sukari podrían enfrentarse a la pena de muerte en caso de que el juez los encuentre culpables de un crimen cuyo móvil, al parecer, habrían sido los celos.
Según recogen los medios locales, que citan fuentes judiciales, policiales y médicas, Talaat mantuvo una relación sentimental con la cantante libanesa y pagó a Al Sukari cerca de un millón de dólares para que la matara, después de que ella lo abandonara y se fuera a vivir a Dubai, en Emiratos Árabes Unidos.
Al parecer Al Sukari se desplazó a Dubai con la ayuda del empresario egipcio y la mañana del crimen se dirigió a su casa simulando ser un repartidor de una empresa que le llevaba un regalo.
Cuando Tamim le abrió la puerta, el antiguo miembro de las fuerzas de seguridad egipcias, que fue grabado por las cámaras de seguridad del edificio donde residía la víctima, le asestó varias puñaladas y la degolló.
La principal prueba que incrimina al responsable político egipcio parecen ser las conversaciones telefónicas que mantuvo con Al Sukari y que éste grabó para garantizar su seguridad.
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