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El comisario Montalbano envejece con estilo en "Las alas de la esfinge"

EFE

El comisario Salvo Montalbano llega con 56 años cumplidos a una nueva cita con sus lectores españoles en "Las alas de la esfinge", una novela en la que su autor, Andrea Camilleri, ha sometido a su célebre personaje a la dura prueba del paso del tiempo.

Ya lo advertía Camilleri (Porto Empedocle, Sicilia, 1925) hace meses en una entrevista con Efe: "Montalbano se está haciendo viejo y lo lleva mal". La nueva entrega de las aventuras del comisario, que acaba de publicar Salamandra, no hace más que confirmarlo.

Porque la preocupación por la edad asoma en las primeras páginas de esta novela, que describen así el comienzo de un nuevo día en la vida de Montalbano: "Ahora, en cuanto abría los ojos, volvía a cerrarlos de inmediato y permanecía unos segundos a oscuras, mientras que antes, en cuanto abría los ojos, los mantenía abiertos casi de par en par para absorber ávidamente la luz del día".

El comisario atribuye este cambio a "un efecto de la edad", pero su otro yo -identificado como Montalbano "segundo"- le reprocha su actitud autocompasiva: "¿Cómo es posible que a los cincuenta y seis años te sientas viejo?".

La pregunta da pie a Camilleri a escribir un diálogo memorable en el que su personaje entabla un acalorado debate consigo mismo. Montalbano "segundo" zanja la cuestión del siguiente modo: "Levántate, vete a trabajar y no me toques más los cojones".

Montalbano "primero" obedece; entre otras cosas, porque el sonido del teléfono le devuelve a la realidad. Al otro lado, Catarella, el entrañable telefonista de la comisaría de Vigàta, le informa del hallazgo del cadáver de una mujer.

A partir de ahí se pone en marcha la investigación policial que verá resurgir al competente comisario de siempre. Más mayor, sí, pero también más astuto, y con la habilidad de siempre para poner en evidencia la mediocridad de sus superiores.

Y también para molestar a ese entramado formado por la política, la mafia y el poder económico que en Italia adquiere inquietantes proporciones.

Porque, aunque el tiempo pase, hay cosas que no cambian nunca, como un buen almuerzo en la "trattoria" de Enzo, que cierra los lunes, un detalle que Montalbano olvida en "Las alas de la esfinge".

El despiste podría atribuirse también a "un efecto de la edad", pero Enzo lo perdona y abre la persiana metálica del local para deleitar al comisario con una langosta "aliñada tan sólo con aceite y limón", precedida por un suculento plato de espaguetis "con almejas, pero sin salsa".

Últimamente todo el mundo parece empeñado en recordarle a Salvo Montalbano su edad, pero está claro que el comisario no pierde el apetito por ello.

Son ya quince años los que los lectores llevan sentándose a la mesa con el comisario para compartir con él, en silencio -Montalbano no habla mientras come-, los placeres de la cocina mediterránea que sabe apreciar como nadie.

La estrecha relación que Montalbano mantiene con sus seguidores comenzó con "La forma del agua". "Las alas de la esfinge" es la undécima novela de la serie publicada en España, donde se han editado además cuatro volúmenes de relatos cortos protagonizados por el comisario de Vigàta.

Para el próximo otoño se anuncia ya una nueva novela del prolífico escritor siciliano, "El color del sol". Pero el protagonista no será el comisario Montalbano, sino el propio Andrea Camilleri -de 84 años-, a quien el paso del tiempo parece no afectar en absoluto.

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