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El comité para la rebaja del déficit de EEUU se rinde

Demócratas y republicanos admiten que no han podido lograr un acuerdo

ISABEL PIQUER

Ha sido, valga el tópico, una muerte anunciada. El 'supercomité' creado por el Congreso estadounidense para resolver el problema de la deuda reconoció en un comunicado, dos días antes del plazo que se había impuesto para llegar a una solución, que era incapaz de alcanzar un compromiso. La noticia, aunque esperada, causó cierto malestar en los mercados, pero no creó una crisis política, dadas las escasas esperanzas que se habían puesto en un diálogo entre demócratas y republicanos.

Es el segundo capítulo de un culebrón que empezó el pasado verano y puso a Estados Unidos al borde de la suspensión de pagos. A principios de agosto, el Congreso aprobó un acuerdo para aumentar el tope de la deuda a entre 2,1 y 2,4 billones de dólares hasta finales de 2012, a cambio de recortar la misma cantidad en gastos a lo largo de los próximos diez años para tratar de colmar el colosal déficit del Gobierno. Antes de finales de noviembre, una comisión de 12 miembros, mitad republicanos mitad demócratas, debía aprobar otra tajada de 1,2 billones.

Para evitar el fracaso y forzar los resultados, los congresistas habían ideado un 'arma definitiva': si el comité no conseguía ponerse de acuerdo, se ponía en marcha un mecanismo disuasorio, o lo que es lo mismo, recortes por 1,2 billones, que afectarían por igual al Pentágono y a los programas sociales sin distinción. Pero como siempre, los congresistas pensaron en un mecanismo de salida. Los recortes no empezarían a implementarse hasta enero de 2013. Esto les da un año (con unas elecciones de por medio) para cambiar de idea.

De ahí que la noticia no se tomara como una gran catástrofe. Enero de 2013 es por cierto también la fecha en la que caducan los beneficios fiscales para los más ricos, aprobados por George Bush y que Barack Obama ha intentado, sin éxito, rescindir. Obama, ante el inminente fracaso del comité, instó de nuevo a los legisladores a dejar de lado el partidismo y alcanzar un acuerdo para reducir el colosal déficit del país.

Una vez más, el escollo infranqueable fueron los impuestos, además de la absoluta incomunicación entre los dos partidos que ya preparan las elecciones. Las negociaciones de verdad no empezaron hasta el pasado 25 de octubre, cuando los demócratas propusieron reducir el déficit del Gobierno en tres billones de dólares en la próxima década, reduciendo gastos, incluidos 500.000 millones en los planes de salud de los jubilados, y aumentando los impuestos. Los republicanos rechazaron el plan al negarse a aumentar la presión fiscal y propusieron su propio plan, una reducción más modesta de 2,2 billones.

Por otro lado, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, advirtió de que una hipotética caída de la UE acarrearía consecuencias muy negativas para el resto de economías, incluido EEUU, debido a su estrecha relación económica.

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