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Concha Caballero rechaza ser la número dos de Rosa Aguilar

ÁNGEL MUNÁRRIZ

Rosa Aguilar, consejera de Obras Públicas de la Junta de Andalucía en el Gobierno socialista de José Antonio Griñán, ofreció a Concha Caballero, ex portavoz de Izquierda Unida en el Parlamento autonómico, convertirse en su número dos en su nueva andadura política, según informan fuentes de toda solvencia a Público. Caballero, profesora de Literatura de instituto, rechazó el cargo de viceconsejera, según las mismas fuentes.

Consultada por Público, la ex portavoz no quiso aclarar los motivos de su negativa y se limitó a confirmar que no se incorporará al cargo. También subrayó su “amistad” con Aguilar, de la que “nunca diría nada que la perjudicara” y a la que reiteró su respeto político.

Caballero, retirada de la política activa desde el inicio de la última legislatura, ha defendido en público a Rosa Aguilar desde que se conoció que había aceptado el cargo de consejera de Obras Públicas que le ofrecía José Antonio Griñán. Ello suponía saltar a un Gobierno socialista y dejar atrás la Alcaldía de Córdoba, para la que fue elegida como cabeza de lista de IU apenas dos años atrás. La maniobra valió la crítica casi unánime de la coalición, desde la que le llovieron las acusaciones de deslealtad, las más suaves, y de traición, las más duras.

Siempre en su defensa

La voz de Caballero se alzó como excepción a la riada de críticas. “La dirección de IU se ha precipitado al acusar a la ex-alcaldesa de deslealtad [...]. El capital político que representa Aguilar era soslayado [...]. Su marcha es una gran pérdida, pero también lo es que la dirección actual no esté dispuesta a introducir cambios que acaben con esta sangría”, escribió en un artículo publicado en El Correo de Andalucía el pasado 24 de abril, en plena polémica, y que no dejaba dudas acerca de a quién culpaba Caballero de la ruptura.

Rosa Aguilar y Concha Caballero, además de compartir prácticamente la misma edad, acumulan múltiples experiencias comunes en sus respectivas trayectorias políticas, marcadas por una progresiva desafección de la línea oficial del partido. Ambas fueron en los últimos años muy críticas con la estrategia y el discurso marcados por la dirección regional, encabezada por Diego Valderas, coordinador andaluz de la formación. Las dos fueron también expulsadas del Partido Comunista de Andalucía en 2008 por impago de las cuotas, en lo que suponía la cristalización de su progresivo alejamiento de las tesis de la llamada línea dura.

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