Este artículo se publicó hace 14 años.
Correa propone una OPEP de la minería y del banano
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, alabó hoy el papel de la OPEP en el mundo, al quitar poder a las empresas trasnacionales, y dijo que se debían crear carteles similares para la minería y el banano.
En su discurso de inauguración de la reunión ministerial de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en Quito, Correa pidió "gobernar al mercado", y al respecto precisó: "Ese es el desafío, y no que el mercado nos gobierne".
En ese sentido, elogió al cartel por responder a "las asimétricas, injustas relaciones de poder", al tomar medidas conjuntas para controlar los precios del petróleo.
"Ese es un camino que debemos seguir en el banano y la minería", añadió Correa.
El presidente confesó su "fascinación" con la OPEP, porque "por primera vez en la historia de la humanidad con la fuerza de los productores se logró someter al omnímodo poder de las compañías trasnacionales".
En su intervención, el mandatario también reiteró algunas de las propuestas de Ecuador para la OPEP, como que el barril de petróleo se cotice "en una moneda estable", y alertó de que parte de la riqueza de los productores se transfiere al país emisor de la divisa en la que se tasa el crudo.
Actualmente el dólar se usa para determinar el precio del petróleo a nivel mundial.
Correa también sugirió la creación de un banco de la OPEP, que a su juicio sería el mayor del mundo, y que se usaría para financiar proyectos de desarrollo.
Indicó, asimismo, que la OPEP podría convertirse en "el gran coordinador mundial para la lucha contra las emisiones de CO2".
Una de sus ideas es aplicar "un impuesto mundial al carbono", en la cual reconoció que no se ha avanzado.
Correa propuso que se aplique una tasa del cinco por ciento sobre las exportaciones petroleras en todo el planeta, que pagarían los países consumidores, lo que generaría 40.000 millones de dólares anuales, según sus cálculos.
El dinero se usaría para el combate contra la pobreza y la investigación sobre cómo combatir el cambio climático, dijo.
En su discurso, Correa defendió la renegociación de los contratos petroleros que su Gobierno ha llevado a cabo con las mayores empresas privadas que operan en el país, un proceso que en su opinión beneficiará a las comunidades donde se encuentran los yacimientos.
El mandatario también arremetió contra los tribunales mundiales de arbitraje, en particular el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi), del Banco Mundial.
Correa calificó esas cortes como "abusivas" y se quejó de que "pueden juzgar la ley de un país soberano".
Su gobierno está en el proceso de revocar los tratados de inversión de Ecuador de otros países porque permiten a las empresas extranjeras acudir al Ciadi si hay una disputa en los contratos.
También se refirió a la cumbre de cambio climático de Cancún, cuyo resultado tildó de "muy malo".
Ese encuentro terminó con un acuerdo que coloca bajo el paraguas de Naciones Unidas los esfuerzos de los países más contaminadores para reducir las emisiones de gases.
"Muy pequeños, absolutamente insuficientes avances. No podemos esperar mucho más", indicó el presidente ecuatoriano, que estuvo esta semana en Cancún para participar en la cumbre.
El mandatario dijo que el problema es que "los países hegemónicos son los contaminadores".
Correa presentó a los otros once miembros de la OPEP el proyecto ecologista Yasuní-ITT, que pretende mantener sin explotar 846 millones de barriles de petróleo en la Amazonía.
A cambio de dejarlos bajo tierra, pide a la comunidad internacional aportaciones de 3.600 millones de dólares.
Hasta ahora, el único país que ha dado una contribución significativa es España, con un millón de euros este año, y Ecuador quiere convencer a las naciones petroleras de que apoyen financieramente el proyecto.
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