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La corrupción inyecta dosis de intriga en la nueva novela de Manuel de Lope

EFE

Tras recorrer durante cinco años el territorio español para reflejar sus impresiones en esa gran empresa literaria que es "Iberia", Manuel de Lope regresa a la novela con "Otras islas", una historia de amor, corrupción y muerte que obsesionaba desde hacía tiempo al autor.

"Escribir es una labor obsesional. Las novelas te poseen poco a poco hasta convertirse en una obsesión", afirma De Lope (Burgos, 1949) en una entrevista con Efe, que tiene lugar en su casa de Madrid, y en la que comenta las claves de esta novela que llega mañana a las librerías publicada por RBA.

Protagonizada por tres personajes "solitarios y aislados", cuyas vidas se entrecruzan en el espacio y en el tiempo en ese "archipiélago" que podría ser la vida, "Otras islas" no es una novela negra al uso, pero tiene buenas dosis de intriga, y no es tampoco una novela psicológica, aunque hay introspección en sus páginas.

Autor de obras aclamadas por la crítica y el público, como "Bella en las tinieblas", "Las perlas peregrinas" (Premio Primavera 1998) y "La sangre ajena", Manuel de Lope viajó por el Maestrazgo cuando preparaba los dos volúmenes de "Iberia", titulados "La puerta iluminada" y "La imagen múltiple".

En esa comarca que se extiende por las provincias de Teruel, Castellón y Valencia, el escritor sintió "una especie de latido, una emoción portadora de algo". Y de esa emoción surgió "Otras islas".

Aunque con nombres geográficos imaginarios, estas tierras de "raíces profundas" constituyen el escenario de su nueva novela, dividida en cuatro grandes capítulos que son en realidad los cuatro temas esenciales del libro: "La tierra", "El amor", "El dinero" y "La muerte".

La atmósfera que Manuel de Lope sabe crear en cada una de sus obras envuelve al lector de "Otras islas" desde el principio.

Fría y distante en la primera parte de la novela, porque así lo requiere la presentación del espacio y de los personajes, esa atmósfera se va caldeando a medida que el ingeniero protagonista, Alfredo Fortes, un hombre desarraigado, víctima del desamor y sin mucho futuro en la constructora para la que trabaja, se ve envuelto en un turbio asunto de dinero.

Julio Meneses, claro ejemplo del triunfador sin escrúpulos, jefe y "amigo" de Fortes, lo utilizará para ciertos trabajos sucios que a veces sólo quedan insinuados en la novela, porque el ingeniero no es más que "una minúscula pieza en una compañía de la que no sabe ni los comienzos ni los finales de las cosas", comenta el autor.

"Es mejor que lo que es oscuro, oscuro permanezca. En la corrupción, cada partícipe sólo conoce una parte de la trama y es difícil saber quién controla el damero entero", afirma De Lope, quien a través de los recuerdos de sus personajes, rescata trágicas historias de la Guerra Civil y de épocas más recientes.

"Los lugares donde han ocurrido cosas espantosas quedan marcados para siempre", dice el pastor-narrador de la novela, "la voz de la tierra. Su voz es sonora, profunda, épica", señala el novelista, que se siente "muy en sintonía" con este personaje, "depositario de historias y leyendas".

Además de por el ingeniero, que está "en la edad crítica de los cuarenta", la novela está protagonizada por Antonia, una anciana devota y visionaria, que habla con sus muertos, y por Miguel, un adolescente que sobrevivió a un accidente en el que murieron tres amigos suyos.

Al escritor le impresionan siempre los accidentes de tráfico que cada fin de semana "siegan la vida de varios adolescentes", y quería escribir "sobre qué sucede cuando un muchacho sobrevive a una situación de ese tipo".

Esos tres personajes poseen "un cierto grado de espiritualidad". El muchacho "está poseído por los amigos muertos"; la anciana, "en las fronteras de la muerte", vive "al límite de lo invisible", y el ingeniero tiene una peculiar forma de percibir el lenguaje y es aficionado a los ideogramas, "un juego inventado por un jesuita sinólogo francés en el XIX", que a veces practica De Lope.

El dinero como fuente de corrupción domina en la novela, pero también tiene presencia "el dinero como tesoro, algo que es muy hermoso". Antonia es dueña de una frutería y todos sus ahorros los escondía bajo una baldosa. Le encantaba sentarse encima de ella para sentir "el calor" de su fortuna.

Amigo de la soledad, porque "el acto literario es el compromiso más íntimo del hombre", De Lope verá pronto publicada en Estados Unidos su novela "La sangre ajena" y tiene ya terminados otros dos libros: "Memorias de buen amor" y "Azul sobre azul".

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