Este artículo se publicó hace 16 años.

Un cortafuegos de 100.000 millones

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Isabel Piquer

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La típica receta de política fiscal: Bajar los impuestos a individuos y a empresas para que  tengan dinero en el bolsillo y consuman e inviertan más es la  habitual reacción de las autoridades económicas cuando la actividad se viene abajo.La Fed se encarga de la actuación monetaria: El segundo instrumento tradicional para  dinamizar una economía  en declive es bajar los tipos de interés. Con el dinero más barato, los agentes económicos tienen un incentivo para gastar más. Eso es lo que está haciendo la Reserva Federal de Estados Unidos, que ha rebajado los tipos  dos veces en los últimos  cuatro meses, hasta el 4,25%, y planea hacerlo una vez más en su reunión de final de enero.Una pinza que no siempre funciona a la vez: Bush y Bernanke parecen haberse puesto de acuerdo para actuar al unísono. Pero no siempre es así. Las disputas  entre los responsables de la política fiscal y de la monetaria son frecuentes. En Europa, no es raro que los gobiernos  se peleen con el Banco Central Europeo  para que baje los tipos de interés. Los efectos colaterales: La combinación de política fiscal y monetaria puede ser efectiva, pero tiene también contraindicaciones. Un aumento del consumo provoca tensiones en los precios (EEUU tiene ya un elevado 4,1% de inflación) y reduce los ingresos públicos.

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