Este artículo se publicó hace 13 años.
Crece el interés por nuevos yacimientos de gas y crudo en España
La posible existencia de 'shale oil' o 'shale gas', como el hallado en Álava, propicia un repunte de las solicitudes. No hay una normativa específica
España, un país sediento de un petróleo y un gas del que carece y depende (la producción nacional es insignificante), no es ajena al enorme potencial de los yacimientos de hidrocarburos no convencionales (shale oil y shale gas), como los anunciados por Repsol YPF en Argentina la semana pasada. La posibilidad de que la Península albergue recursos de este tipo (sobre todo, gas) ha propiciado un repunte de las solicitudes de exploración en España por parte de empresas públicas y privadas en lo que va de año, con la esperanza de anunciar algún día un descubrimiento como el dado a conocer hace un mes por el Gobierno vasco.
A falta de lo que depare ese hallazgo (faltan cinco años para saber si permitirá cubrir hasta un lustro del consumo español, como dijo el lehendakari Patxi López), los expertos creen que el potencial de España en la materia es limitado. Pero lo hay. En especial, en antiguas zonas mineras o pozos de gas convencional ya agotados, como el área del Alto Ebro, que abarca desde Cantabria hasta Aragón.
España es uno de los cinco países europeos con este tipo de proyectos
España es, con Polonia (sobre todo), Reino Unido, Alemania y Ucrania, uno de los cinco países europeos en los que se buscan yacimientos de este tipo, según un informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) que aporta cifras de vértigo sobre las posibilidades del shale gas: a escala mundial, ya supone la mitad de las reservas recuperables y daría para 120 años de consumo al nivel actual.
Así, y según el BOE, en España se han pedido 11 licencias de exploración de hidrocarburos desde enero, frente a las seis de todo 2010 (ocho, si se cuentan otros dos para almacenamientos subterráneos). La mayoría (cinco) está en Euskadi, y el resto, en Catalunya (dos), Murcia y las provincias de Zaragoza, Guadalajara y Soria. Además, se han otorgado cinco permisos de exploración, y cuatro más están en fase de información pública.
Entre las compañías que han solicitado licencias o que ya las han obtenido, y que tienen un claro interés en los hidrocarburos no convencionales, están dos entidades públicas, el Ente Vasco de la Energía (EVE, la más activa) y la minera Hunosa, y tres pequeñas compañías extranjeras especializadas en estas técnicas.
En lo que va de año, se han pedido once licencias, frente a las ocho de todo 2010
Dos proceden de EEUU, el país que descubrió el shale gas (allí ya cubre un 23% del consumo): la texana Schuepbach (especializada en shale gas), con dos permisos en España, y Trofagas (filial de la californiana BNK), que también cuenta con dos concesiones en la Cordillera Cantábrica (se ha asociado con la financiera canadiense Macquarie) y aspira a tener seis en toda España. La tercera es la británica Leni Oil & Gas, que hace cuatro años compró el yacimiento de Ayoluengo (Burgos), el primero que se descubrió en España (en 1964), para relanzarlo. En su memoria anual, la compañía apuesta por desarrollar petróleos no convencionales en España.
Eso, sin contar con permisos vigentes de petroleras y gasistas al uso. "Nosotros estudiamos rocas madres de yacimientos convencionales que pueden ser shale gas", dice Santiago Ledesma, experto de Gas Natural-Fenosa, que recuerda que no hay diferencias entre permisos, pese a que las explotaciones de hidrocarburos no convencionales tienen una complejidad "altísima".
Ley de 1998Las empresas piden regular unas técnicas que los ecologistas rechazan
La única norma es la Ley de Hidrocarburos, que data de 1998 y que únicamente exige una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) para autorizar cada exploración. ¿Haría falta una normativa? Parece que sí: Ledesma pide una norma clara, que "clarifique, por ejemplo, qué productos se pueden usar y cuáles no" en la extracción de estos hidrocarburos.
Además de exigir muchas más perforaciones que un pozo normal, estos yacimientos requieren inyectar en el subsuelo enormes cantidades de agua a presión, además de arenas, partículas de cerámica y, en dosis muy pequeñas, otros componentes químicos. El objetivo es romper la roca madre y extraer el combustible que alberga.
Algunos de esos componentes son tóxicos. No está claro cuáles, porque cada compañía utiliza una mezcla distinta y secreta, como si fuera la fórmula de la Coca-Cola.
Francia, Suráfrica, India y regiones de EEUU y Canadá lo han vetado
Javier González, responsable de Energía de Ecologistas en Acción, cita el cianuro y el naftaleno (altamente tóxicos) entre esos compuestos y asegura que en estos pozos, que requieren perforar un kilómetro del subsuelo en horizontal (a lo ancho), "parte importante" de los compuestos inyectados puede filtrarse por las vetas del terreno.
En el caso de España, hay riesgo, dice, de "envenenar el subsuelo y cargarse los acuíferos del Valle del Ebro". Ledesma no comparte en absoluto las tesis de Ecologistas en Acción, que reclama, directamente, que se prohíban estas prácticas. Según este experto de la industria, es "innegable que ha habido problemas, escapes, por una mala manipulación o gerencia". Pero recuerda que en EEUU ya se han perforado 50.000 pozos de este tipo. "Si se hace bien, no debería haber complicaciones", dice.
Desde el Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino, por su parte, subrayan que todos los yacimientos necesitan superar la DIA. A estas alturas de la legislatura, la posibilidad de un cambio normativo no está, obviamente, sobre la mesa. Ni lo ha estado: en sus más de 150 páginas, el informe con las conclusiones de la Subcomisión del Congreso que el año pasado analizó la estrategia energética de España hasta 2035 apenas cita esta cuestión. Cuando lo hace, se centra en su potencial impacto en las reservas mundiales de petróleo y gas. La cuestión del shale oil y el shale gas tampoco figura en los programas de los partidos con posibilidades de obtener representación el próximo 20-N.
Un directivo del sector pronostica que en España la cuestión medioambiental "va a tener mucho peso". "Me cuesta creer que esto se vaya a desarrollar de manera sencilla", añade. Ya hay ejemplos: en el último año, Francia, Suráfrica, India, dos estados de EEUU (Maryland y Nueva York) y la provincia canadiense de Quebec han introducido moratorias a esta tecnología.
Un errorPara la industria, una prohibición sería un grave error: como dice Ledesma, de Gas Natural, "existen unos recursos que en EEUU se ha demostrado que son técnica y económicamente viables; en Europa, también los hay, y deberían explotarse para no depender energéticamente de otros países".
La cuestión del shale gas será hoy objeto de debate en la sede del Ministerio de Industria en Madrid, en una jornada a puerta cerrada sobre seguridad energética en Europa, auspiciada por la Presidencia polaca de la UE. Está prevista la asistencia de, entre otros, el secretario de Estado de Energía, Fabrizio Hernández; el vicepresidente del Parlamento Europeo, Alejo Vidal-Quadras; el presidente de BNK, Wolf E. Regener; directivos de Repsol y Exxon Mobil; y la viceministra polaca de Energía, Beata Stelmach.
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