Este artículo se publicó hace 16 años.
El crecimiento se ralentizará en Brasil hasta el 4,8% este año y 4,5% en 2009
La economía de Brasil crecerá un 4,8 por ciento este año y un 4,5% en 2009, después de haber registrado una progresión del 5,4% el año pasado, su mayor ritmo de expansión desde 2004, según las previsiones difundidas hoy por la OCDE.
En la edición anterior de sus "Perspectivas Económicas" el pasado diciembre, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a la que Brasil no pertenece, preveía que el Producto Interior Bruto (PIB) brasileño creciera un 4,8% en 2007 y un 4,5% en 2008 y en 2009.
En su capítulo sobre Brasil, la organización vaticina que la demanda interna seguirá siendo el principal motor de la economía, apoyada por un "continuo dinamismo" de las inversiones.
Pese a la fuerza del real, las exportaciones han seguido a un buen nivel, pero el superávit comercial seguirá bajando a causa del aumento de las importaciones.
Con respecto a la inflación, la OCDE prevé que la subida del índice de los precios al consumo pase del 4,5% en 2007 a un 4,9% este año antes de bajar de nuevo al 4,5% en 2009.
Sobre los tipos de interés, se prevé una nueva subida en el curso del año, tras la registrada en abril pasado, a tono con la necesidad de una "necesaria" contención monetaria, antes de que se produzca una bajada de los tipos en 2009.
Por otra parte, la política fiscal sigue en línea con los objetivos y el excedente presupuestario primario consolidado superó por dos décimas el objetivo de finales del año pasado, al alcanzar el 4% del PIB. La previsión es que sea del 3,8% del PIB en 2008 y en 2009, a tono con una nueva reducción del endeudamiento público.
La OCDE destaca que los mercados financieros de Brasil aguantan bastante bien las turbulencias financieras globales.
Pero un deterioro del entorno financiero global es precisamente la mayor fuente de riesgo para las buenas perspectivas económicas de Brasil, según el informe.
Aunque la resistencia de Brasil a los choques externos se ha reforzado, una desaceleración global más grave de lo previsto afectaría al crecimiento de sus exportaciones, mientras que una bajada del "apetito" por los activos de los mercados emergentes perjudicaría a las condiciones crediticias internas.
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