Este artículo se publicó hace 15 años.
La crisis se ceba con el taxi en Madrid y aviva la inseguridad en el sector
La crisis lleva meses azotando a los taxistas madrileños, un gremio que este verano se ha visto obligado a hacer frente "como nunca" al descenso en el número de usuarios -casi un 40 por ciento con respecto a 2007- y al incremento de la inseguridad provocada por la situación económica.
El verano, según ha contado a Efe el presidente de la Federación Profesional del Taxi de Madrid, Mariano Sánchez, es una época "especialmente difícil" para los taxistas madrileños, pero este año se está haciendo "insostenible".
Por un lado, está la "tremenda ola de la violencia" que, según Miguel Ruano, coordinador sectorial del Taxi de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), "se percibe a diario" en Madrid y otras capitales españolas.
La crisis económica, ha dicho, "está disparando los agresiones a los taxistas porque ahora hay mucha gente muy desesperada y el taxista es un blanco muy fácil: te cogen por la espalda en un momento en el que dedicas tu concentración a conducir".
Pero no sólo ha aumentado el número de robos, sino que también es mayor la violencia con la que se cometen, hasta tal punto que puede ocurrir que a un conductor le ataquen "brutalmente" con un puño americano "para llevarse ochenta euros y un teléfono móvil", según Sánchez.
Este tipo de actos son, lamentablemente, "de lo más común" para los taxistas, que lamentan que sólo se tiene en cuenta la inseguridad que padecen "cuando ocurre algo terrible, como un asesinato, y en el calor de la tragedia", dice Ruano, mientras que los frecuentes robos y agresiones menores "parece que no tuvieran importancia".
Con respecto a la recaudación, Sánchez explica que en estas fechas "ni siquiera sirve alargar una o dos horas la jornada, porque aún así no se compensa el bajón", que achaca sobre todo a una flota "excesiva" que en verano y en crisis "es más perjudicial que nunca".
En Madrid hay cerca de 16.000 taxis, "demasiados" en opinión del portavoz de la Asociación Gremial, Antonio Dionisio, quien coincide con Sánchez a la hora de valorar la "sobreoferta" como una de las cuestiones que requieren una regulación por parte de las Administraciones.
Este mes de agosto el problema se ha acentuado porque son pocos los taxistas que se han ido de vacaciones y los que lo han hecho "contratan a un asalariado para llevar el servicio", de modo que las calles de la capital, "con menos gente que durante el invierno y muy pocos turistas" con respecto a otros años, parecen "carruseles de lucecitas verdes", detalla el presidente de la federación.
Los fines de semana, que hace un tiempo eran días de "muchas carreras", son ahora "muy diferentes" porque la coyuntura ha hecho que "se modifiquen los hábitos de ocio" y si en la que era la "hora punta", entre las 3 y las 6 de la madrugada, se hacían entre 15 y 20 servicios, hoy se hacen la mitad, explica Dionisio.
Sánchez ha mandado "varias propuestas" tanto al Ayuntamiento de Alberto Ruiz-Gallardón como al Gobierno de Esperanza Aguirre para "regularizar la situación" ya que, afirma, el sector necesita una reestructuración "urgente".
Con respecto a la seguridad del conductor, el presidente de la Plataforma por la Seguridad del Taxi, Luis Merino, apuesta por la vídeo vigilancia como la herramienta más eficaz al contar con la ventaja de la "identificación" del agresor y ser un elemento disuasorio.
La Federación Profesional del Taxi ha sugerido regular y ordenar los horarios y repartir los periodos vacacionales a fin de que se pueda cubrir el servicio de forma ordenada.
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