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La crisis en Moncloa eclipsó la gran semana de Zapatero

España entra en el gobierno financiero mundial y restaura las relaciones con los Estados Unidos

ANA PARDO DE VERA

A las 14.30 horas, el Airbus del presidente del Gobierno despegó de Torrejón (Madrid) rumbo a la cumbre delG-20, en Londres. Era 1 de abril y José Luis Rodríguez Zapatero llevaba en su cabeza dos objetivos para toda una semana: defender el papel de España en el mundo y hacer un profundo cambio de Gobierno. Y todo ello para desactivar una crisis económica que está carcomiendo su credibilidad, los puntos de diferencia del PSOE sobre el PP en las encuestas y, lo que es peor, el empleo, con el horizonte de los cuatro millones de parados. Estaba convencido de que toda saldría bien. Incluso, mejor de lo previsto.

En Londres, España logró asentarse en el club de países del G-20 como miembro incuestionable y participativo. Y su ingreso en el Consejo de Estabilidad Financiera, el nuevo organismo de control global financiero, lo convierte en integrante de pleno derecho. De la asistencia de España por primera vez, y con silla prestada por Francia, a la cumbre de Washington del 15 de noviembre de 2008, ya nadie se acuerda. Cuatro meses y medio después, Zapatero ha conseguido que su país ingrese en el grupo que decide el orden financiero y económico del mundo. La próxima cita es en otoño, en Nueva York, y nadie cuestionará la asistencia de España.

España y EEUU llevaban cinco años sin un encuentro al máximo nivel. Del 1 al 6 de abril, la única entrevista prevista inicialmente con Barack Obama se transformó en una reunión bilateral de 40 minutos y dos encuentros informales, en Londres y en Estambul, junto a varios intercambios de saludos. El presidente de EEUU rompió la maldición Bush el 5 de abril en Praga con un posado histórico junto a Zapatero, elogios imprevistos y una serie de gestos con los que Moncloa confiesa que no contaba, pero que ahora tampoco le sorprenden después de conocer al nuevo inquilino de la Casa Blanca.

Zapatero conversó por primera vez con Obama en el palacio de Buckingham. Era el primer día de su gira internacional y coincidieron en la recepción que Isabel II dio al G-20. Después de dialogar con el primer ministro británico, Gordon Brown, y el presidente ruso, Dmitri Medvedev, el jefe del Ejecutivo se encontró con Obama, su esposa Michelle y el secretario de Tesoro, Timothy Geithner. Charlaron de la gira que les esperaba Zapatero fue el único mandatario que recorrió exactamente los mismos países que Obama entre el 1 y el 6 de abril, de su afición al baloncesto y al footing, y de las ganas que el estadounidense tiene de visitar España. 'Hubo sintonía', resumiría el presidente a sus colaboradores.

La entrevista oficial de Praga confirmó la sensación del presidente. Obama y Zapatero llegaron juntos a la sala reservada en el Centro de Congresos de la capital checa sonriendo y charlando. En una breve comparecencia ante la prensa, el norteamericano sólo tuvo palabras de elogio para el español: se mostró 'encantado de poder llamarle amigo' y esperanzado con que 'las sólidas relaciones entre España y EEUU sean aún más fuertes'. Además, Obama valoró el trabajo de Zapatero, 'que tiene en cuenta no sólo la extraordinaria influencia de España en el mundo, sino que, además, se toma muy en serio su responsabilidad'. Con estas palabras, el presidente de EEUU daba a Zapatero el mayor espaldarazo en su lucha política de, al menos, el último año: dar a España el peso que le corresponde en el mundo como octava potencia económica.

Que Obama calificara además a España de extraordinariamente influyente no se quedó en mera retórica. En la reunión que mantuvieron a puerta cerrada en Praga, el presidente del EEUU pidió colaboración al Gobierno en un tema sensible y prioritario para la Casa Blanca: las relaciones con el mundo islámico, muy maltrechas tras el mandato de George Bush.

Esa misma mañana, y a petición de la presidencia de turno de la UE (República Checa), el jefe del Ejecutivo español había hablado ante los Veintisiete y EEUU sobre Oriente Próximo, el conflicto entre Israel y Palestina y la importancia de la implicación regional para resolverlo. Fuentes del Gobierno confirman que a Zapatero lo felicitaron varios líderes por esa intervención. Obama estaba entre ellos.

El estadounidense ni criticó la posición española en Afganistán, como se esperaba en algunos ámbitos, ni recordó el episodio de la retirada de Kosovo. Al respecto del país centroasiático, en Moncloa explican que el presidente de EEUU agradece la aportación de España (450 soldados y nueve millones de euros) para las elecciones de agosto y está en perfecta sintonía con la afganización que busca Zapatero allí, esto es, 'más política'.

Los presidentes de España y EEUU amanecieron el día 6 en Estambul y en Ankara, respectivamente. Mientras el primero inauguraba el II Foro de la Alianza de Civilizaciones (AdC), el segundo lanzaba su mensaje de paz al mundo islámico. Zapatero se llevó a un invitado de lujo al cónclave copresidido con Turquía: el nuevo secretario general de la OTAN, Anders Rasmussen, que logró su cargo gracias a la mediación española, entre otras, pese a la oposición del primer ministro turco Erdogan. Rasmussen comprometió la colaboración de la OTAN con la AdC.

Por la noche, en la recepción de la presidencia turca a la Alianza, Zapatero y Obama volvieron a hablar. El español explicó al estadounidense su iniciativa de diálogo y los asistentes no sólo los colaboradores del presidente del Gobierno subrayaron el interés que suscitó en Obama. Allí, en Estambul, ambos se despiden: 'Hasta pronto'.

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