Este artículo se publicó hace 15 años.
La crisis no desgasta a los partidos en el poder
Las encuestas prevén que las formaciones en el gobierno apenas sufrirán el efecto del cataclismo económico en las elecciones europeas
El interés de los europeos por las elecciones del 7 de junio crece al tiempo que se dejan sentir los peores efectos de la crisis económica. En febrero, cuando la crisis convertía en papel mojado las previsiones demasiado optimistas de Bruselas, sólo un 38% de los europeos tenían pensado ir a votar, según el Eurobarómetro.
Una actualización de la encuesta, publicada la semana pasada, indica que, en vísperas de la campaña electoral, cuando la Unión Europea (UE) constata un mayor aumento del paro y una paralización del consumo, el porcentaje ha aumentado hasta el 49%.
Sin embargo, el creciente interés por las elecciones europeas no parece convertirse en un voto para castigar a los partidos que tienen la responsabilidad de gobernar y que, por tanto, ocupan una silla en el Consejo Europeo, desde donde se afanan en promover soluciones globales a la mayor recesión desde la II Guerra Mundial.
Los europeos que tienen pensado votar han pasado del 38% al 49%Una proyección elaborada por expertos del London School of Economics para la consultora Burson Marsteller, muestra que los partidos en el gobierno con alguna excepción no perderán su posición de liderazgo en los comicios europeos, a pesar del cataclismo económico.
En Francia la UMP del presidente Nicolas Sarkozy será la ganadora en las europeas, mientras los socialistas se hunden aún más.
Lo mismo ocurrirá en Italia, donde el partido de Silvio Berlusconi y sus aliados se impondrán claramente a las fuerzas de la izquierda, según los sondeos.
También en Suecia, Lituania, Letonia, Eslovaquia, Portugal o España, los partidos en el poder mantendrán su ventaja frente a la oposición o la verán ligeramente erosionada, sin cosechar nunca una gran derrota.
La excepción es Reino Unido. Se espera que el desgaste del primer ministro Gordon Brown en gran parte fruto de la crisis y el reciente escándalo de los gastos de los diputados británicos jugará en favor de los conservadores.
En Alemania, el partido democristiano de la canciller Angela Merkel, que gobierna en coalición con los socialdemócratas, perderá parte de su ventaja en favor de sus socios de Gobierno, pero seguirá siendo la fuerza más votada.
Partidos radicales
Los temas europeos o la dimensión comunitaria de la crisis son los grandes ausentes del debate electoral, con algunas excepciones. En Irlanda, donde se prevé un desplome del 9% en el PIB este año, las elecciones son una prueba de fuego para el partido Fiana Fail del primer ministro, Brian Cowen.
Pero, a pesar de todo, no se espera que sufra un gran derrumbe. Los resultados en Irlanda despiertan mucho interés en Bruselas. Los irlandeses volverán a votar sobre el Tratado de Lisboa en un referéndum en octubre tras su negativa el pasado junio.
A pesar de que el interés en las europeas haya aumentado recientemente, la baja participación que se anticipa preocupa a los grandes partidos. Según Ulrike Guérot, del European Council on Foreign Relations, "esto abre una ventana para los partidos pequeños, entre ellos los xenófobos o de extrema derecha, mucho más movilizados".
La presidencia de la UE sufre el mayor vuelco electoralLa presidencia de la Unión Europea no ha sentado bien a la República Checa o, al menos, al partido en el Gobierno. A un mes de terminar su mandato semestral al frente de la UE, el primer ministro que comenzó el año, Mirek Topolánek, ha sido sustituido por un tecnócrata nombrado por su principal enemigo, el presidente de la República, Vaclav Klaus, quien también ha convocado elecciones en octubre. Topolánek, líder del conservador ODS (Partido Democrático Cívico) afronta los comicios con la inevitable previsión de un descalabro electoral, una segunda gran derrota tras la moción de censura contra él que prosperó el pasado abril e hizo caer a su Gobierno. La oposición, liderada por los socialistas del CSSD, podría cuadruplicar los votos recibidos en 2004, consagrando el mayor vuelco electoral de toda Europa. El CSSD, al igual que los comunistas, presentan estas elecciones como un ensayo general antes de su vuelta al Gobierno.
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