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La crisis se pasa con empeño

El número de clientes que acude los montes de piedad aumenta un 50% en el último año

PILAR BLÁZQUEZ

Conseguir un crédito en menos de una hora, sin necesidad de presentar mil papeles para justificar ingresos o capacidad financiera es posible en España, incluso para quienes están en el top ten de las listas de morosos. El lugar donde este casi milagro se hace realidad se llama monte de piedad.

Estas instituciones se fundaron en España hace 300 años para ayudar a los más necesitados. Ahora hay 21 en todo el país, ligadas a la obra social de las cajas de ahorros. La crisis financiera y la férrea restricción del crédito les ha dado un nuevo soplo en una vida que ya creían agotada.

En 2008 tasaron más de un millón de piezas de oro y diamantes

En 2008, el volumen de actividad se elevó un 20,8%; los préstamos concedidos, un 20%; y los renovados; un 36%. Pero el dato que más sorprende es el de nuevos clientes: aumentó un 51,80%.

Uno de ellos es Antonia Castaño, un mujer de 54 años que trabaja como cocinera en un bar de Madrid. 'Sólo necesitaba 300 euros y llegué desesperada después de haber ido a todos los bancos; los buenos y esos otros que te dan dinero por juntar todo lo que debes pero te sacan los ojos', explica.

En contra de lo que sucede en cualquier otra entidad financiera, el sistema de crédito de los montes de piedad se rige por los llamados créditos prendarios o pignoraticios. Es decir, hay que dejar una prenda como garantía. Así, el riesgo de que el cliente no devuelva el dinero está cubierto con la correcta valoración que los funcionarios del monte hayan hecho de la prenda entregada. Por eso ya no vale cualquier cosa.

Para conseguir un crédito no se tienen en cuenta las deudas del cliente

A lo largo de la historia, ha se han presentado todo tipo de objetos en prenda: desde vajillas de porcelana fina, hasta abrigos de piel, pasando por pianos, bicicletas e incluso mantas. Ante la dificultad de poner precio de mercado a muchos de esos objetos, los montes decidieron apostar por la solución más práctica. 'En la actualidad sólo se admiten piezas de oro o piedras preciosas, ya que son los objetos que nos permiten una valoración sujeta a precios marcados internacionalmente. Las obras de arte sólo se aceptan en casos muy excepcionales', explican desde la Confederación de Cajas de Ahorros (CECA).

En 2008, estas instituciones tasaron 1.037.881 piezas, un 19,72% más que en 2007. Y también la calidad ha sido más alta. El peso total de las joyas superó las 9,2 toneladas, un 18,76% más que el año anterior. Y en el caso de los diamantes, el montante total ascendió a 12.985 quilates, un 27,37% más que en 2007. Eso sí, el precio de tasación no es exactamente el de mercado. En 2008, el oro fino se pagó a una media de 8,03 euros el gramo, mientras que en los negocios privados ofrecen hasta 15 euros. La razón, según la CECA, está en el sistema de funcionamiento propio de los Montes.

En general, los créditos tienen una validez de un año, por lo que los tasadores estiman las valoraciones siguiendo un criterio: cuál será el precio de esa pieza si el cliente no la recupera y tiene que salir a subasta una vez agotado el tiempo por el que se estableció el préstamo. Una vez fijada esa cantidad, se le quita un 25%, para cubrirse en caso de problemas.

Aunque a los clientes no parece importarles demasiado. 'Los del oro que hay en la calle pagan más, pero yo no me fío de que me devuelvan mi medalla en un chiringuito de esos. Además, aquí es más barato', advierte Antonia Castaño. No le falta razón: en el monte, los tipos de interés varían entre el 4% y el 8%, frente al 14% que las entidades financieras cobran de media por un crédito para consumo inferior a 6.000 euros.

'Además, sólo en el monte de piedad se puede pedir un préstamo de 30 euros', subraya el portavoz de la CECA, aunque no es lo más habitual. En 2008, más del 56% de los créditos concedidos por los montes de piedad tuvieron una cuantía de entre 150 y 600 euros.

Esto tiene mucho que ver con el perfil y los intereses de la clientela. 'Tradicionalmente, han sido amas de casa mayores de 50 años, aunque en los últimos años la actividad ha repuntado debido a llegada de la inmigración, muy familiarizada con este sistema crediticio', explican en la CECA.

La gran ventaja diferencial de este sistema llega en el último paso. Cuando el cliente no puede saldar su deuda. 'Aunque sólo ocurre en el 5% de los casos, y en 2008 el número de subastas bajó un 1,5% respecto al año anterior', aseguran en la CECA. En estos casos, si hay suerte y el precio al que se vende su pieza es más alto que la tasación, una vez saldada la deuda, es el cliente quien se queda con la diferencia.

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