Este artículo se publicó hace 16 años.
Cuba se asoma a una pesadilla económica
Cuba se asoma hoy al drama económico, causado por los dos fuertes huracanes que cruzaron la isla en poco más de una semana, mientras crece el rosario de informes sobre daños y las valoraciones de los miembros del Gobierno que, preside el general Raúl Castro, sobre la gravedad de la situación.
El sol salió hoy en la parte occidental de Cuba, ya fuera del área de influencia del huracán "Ike" pero, las consecuencias de su paso dejan un panorama muy oscuro en un país, que comienza a ser consciente del desastre en términos de vivienda, agricultura e infraestructuras.
"Es uno de los peores dramas que ha vivido este país desde el punto de vista económico", indicó a Efe un economista cubano.
La ministra en funciones de Agricultura, Carmen Pérez, fue contundente al afirmar que ahora hay que potenciar los cultivos de ciclo corto, porque de ello depende que los cubanos puedan tener comida en los próximos meses, según indica hoy el diario "Granma", órgano oficial del Partido Comunista de Cuba.
La isla importa el 80 por ciento de los alimentos que consume, que costarían unos 2.000 millones de dólares este año pero, la cifra será mayor y dependerá de la profundidad del daño en el campo, especialmente en las provincias de La Habana, Ciego de Ávila y Matanzas, graneros del país.
Los destrozos que dejaron el "Ike" (entre el domingo y el miércoles) y el "Gustav" (el 30 de agosto) podrían elevarse a 2.000 o 3.000 millones de pesos (de 90 a 135 millones de dólares al cambio oficial), según cálculos de medios locales.
No obstante, la tormenta tropical "Noel", de poder destructivo mucho menor que el de los huracanes, dejó pérdidas por 500 millones de dólares en el oriente de Cuba, según notificó el Gobierno en noviembre pasado.
Por lo pronto, a lo largo de la isla se ven cientos de miles de hectáreas completamente arrasadas y "perjuicios considerables" en productos como el plátano, el café, la yuca y el maíz. También en la avicultura y en techos y cubiertas de almacenes.
El Gobierno "no ha enseñado ni la punta del pie, pero los daños (en la agricultura) tienen que ser muy altos", indicó el economista.
Los balances preliminares contabilizan al menos 340.000 viviendas dañadas -incluidas 30.000 destruidas- en un país con un déficit reconocido de un millón de casas y en el que se construyen alrededor de 50.000 por año.
El 70 por ciento de los nuevos inmuebles son construidos por particulares, que reciben materiales a precios subvencionados, aunque, muchas veces, se ven obligados a recurrir al mercado paralelo en divisas.
El golpe para el sector del azúcar también parece importante. Quedaron muy golpeadas provincias importantes como Holguín y Las Tunas, que el huracán azotó en su forma más virulenta, así como Granma, donde las lluvias han causado importantes inundaciones.
Todo ello, sin que aún se sepa el estado en que se encuentran las 61 "centrales" o ingenios, encargados del procesamiento del azúcar.
Aparte están las pérdidas en la industria y en la minería, especialmente de níquel, principal renglón de las exportaciones cubanas, cuya producción está paralizada aunque los daños no son importantes, según fuentes consultadas por Efe.
Además, el país lleva prácticamente paralizado una semana como consecuencia de las evacuaciones y porque la electricidad y otros servicios aún no han sido restaurados en muchos puntos de la isla.
Todo esto ocurre menos de un mes y medio después de que el general Castro pintara un sombrío panorama económico mundial y advirtiera a los cubanos que no se debían acostumbrarse a las buenas noticias en ese terreno.
El primer vicepresidente cubano, José Ramón Machado Ventura, reconoció que la economía nacional, ya muy precaria antes del azote de ambos ciclones, sufre en estos momentos "un golpe muy duro".
Machado pidió a sus compatriotas ser "racionales y eficaces" en la aplicación de las medidas previstas en la "fase de recuperación" en que ya se encuentra inmerso todo el país.
Por su parte, el vicepresidente Carlos Lage declaró en una reunión en Pinar del Río, provincia por la que pasaron los dos huracanes, que "la recuperación llevará tiempo y recursos".
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