Este artículo se publicó hace 15 años.
Los daños producidos en el cerebro por consumir cannabis son reversibles
Los daños que ocasiona en el cerebro el consumo de cannabis son reversibles a medio plazo, según concluye un estudio realizado en el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental del Hospital Santiago Apóstol de Vitoria.
El estudio, realizado en colaboración con la Fundación Vasca de Innovación e Investigación Sanitarias (BIOEF), ha sido publicado el pasado mes de noviembre en la revista científica "Schizophrenia Bulletin", la más prestigiosa sobre esquizofrenia de cuantas se editan en el mundo.
La doctora Ana González-Pinto ha dirigido al equipo de investigadores que durante ocho años ha estudiado en el citado centro hospitalario las consecuencias que tiene el consumo de cannabis en el cerebro de jóvenes que desarrollan procesos psicóticos.
Según las conclusiones de la investigación, los jóvenes que logran abandonar el consumo de dicha sustancia y que han desarrollado psicosis "mejoran a largo plazo, no a corto", mientras que si continúan fumando cannabis "tienen una evolución maligna".
"Esto es importante -concluye la investigación, a la que tuvo acceso Efe- porque estudios previos habían sido muy pesimistas con el cannabis, considerando que se producía un daño irreversible en el cerebro".
La investigación llevada a cabo en el Hospital Santiago Apóstol de Vitoria apoya "la teoría del daño", pero matiza "que es recuperable a medio plazo", entre cinco y ocho años.
El propósito inicial del trabajo era comparar la evolución funcional y sintomática de los pacientes en función de su consumo de cannabis, partiendo de la hipótesis de que aquellos que lo fuman de forma continuada "tendrían peor evolución que los que dejaban" de hacerlo. "Estos últimos tendrían, según la hipótesis, evoluciones similares a las de los pacientes que nunca consumieron".
La muestra para el estudio incluyó a un grupo de pacientes con primeros episodios psicóticos ingresados en el Hospital Santiago de Vitoria, único de referencia para ingreso de este tipo de enfermos para un área de 300.000 habitantes.
Los pacientes fueron evaluados con diversos instrumentos para medir síntomas psicóticos, afectivos y funcionales, así como para evaluar de forma exhaustiva el consumo de drogas y alcohol.
Las evaluaciones se hicieron de forma periódica: al ingresar en el centro, al año, a los tres y medio y a los ocho años. Todos ellos fueron tratados de acuerdo a las guías clínicas, generalmente con antipsicóticos atípicos.
Los resultados de las investigaciones mostraron que los pacientes "que dejan el consumo de cannabis consiguen una mejor evolución funcional, mientras que los que continúan son los peor adaptados a los ocho años de seguimiento".
"Es interesante mencionar -destacan los autores de la investigación- que la mejoría evolutiva se consigue a largo plazo, pero no a corto (un año). Es posible que por ello los pacientes que intentan dejar el cannabis recaigan, al no sentir un beneficio inmediato con el abandono de la droga".
En la introducción del trabajo publicado en "Schizophrenia Bulletin" se ponen de relieve "los altos consumos de drogas en España, la vulnerabilidad de los pacientes psiquiátricos hacia el consumo de sustancias, y el efecto que el cannabis tiene en la reducción de la edad de inicio de las psicosis".
El estudio es taxativo al afirmar que "el consumo continuado de cannabis es aún peor para la salud mental de los pacientes psicóticos de lo que se pensaba".
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