Este artículo se publicó hace 13 años.
David Cronenberg afirma que "la normalidad y la locura son diferentes según la cultura"
A veces barroco, como en "Inseparables", otras depurado, como en "Promesas del Este" y en "Un método peligroso", su nuevo filme, el cineasta canadiense David Cronenberg vuelve a traspasar los límites de la normalidad, esta vez apoyado en el careo entre dos maestros de la mente: Sigmund Freud y Carl Jung.
"La normalidad es diferente según la cultura. Las cosas que son aceptadas en unas son consideradas locuras en otra", explica a Efe este realizador que, tras años defendiendo un universo personal saturado de incómodas obsesiones, ha tomado una nueva dirección en su carrera con tres obras maestras abonadas al clasicismo: "Una historia de violencia", "Promesas del Este" y su nuevo filme.
"Un método peligroso", exhibida en el Festival de Venecia y que se estrenará en España el 25 de noviembre, tiene un factor común con las otras dos cintas, el actor Viggo Mortensen, que interpreta ahora al padre del psicoanálisis, Sigmund Freud.
En cambio, Cronenberg da el protagonismo a su colega Carl Jung, interpretado por Michael Fassbender, y con quien compartió una paciente llamada Sabina Spielrein (interpretada por Keira Knightley), en lo que el realizador define como un "ménage à trois intelectual" en vísperas de la Primera Guerra Mundial.
El debate técnico entre ambos psiquiatras sirve a Cronenberg para profundizar en esta cinta en los conflictos añejos del hombre y su relación con el mundo, así como en esa dualidad entre lo interno y lo externo que es troncal en su cine.
Y así, "Un método peligroso" habla de la honestidad castigada, pero no cae en el discurso fácil de la hipocresía como actitud acomodaticia, sino en un retrato de la difícil aplicación práctica de la complejidad interior de todo hombre.
"Freud decía que debemos aceptar lo que realmente somos y esa es la clave para la estabilidad mental. Era ateo y sentía que somos simplemente cuerpos, que tenemos que entendernos con sus presiones, sus deseos, sus orificios, sus fluidos... Todas esas cosas de las que, en una sociedad educada, nunca se habla lo suficiente", explica el director de "La mosca".
"Jung empezó a pensar que podíamos trascender lo que somos, que podemos permitirnos ser más", añade el cineasta, y explica que fue eso lo que hizo a Freud "desheredarlo" del psicoanálisis, al que quería despojar del aura de misticismo judío con la figura de su discípulo, de raza aria y cristiano.
Sin embargo, Jung, que consideraba que el sexo tomaba demasiado protagonismo en la filosofía del vienés, "desembocó en lo que Freud temía: en una espiritualidad más cercana a la religión. Él inventó una religión de alguna manera para sí mismo. Es obvio que para mucha gente, como psicoterapia, pudo ser más sana para determinados pacientes. Pero filosóficamente, estoy bastante lejos de él", resume el cineasta.
Con el conflicto de Jung, Cronenberg hace suyo un material ajeno, tomado de una novela de John Kerr que a su vez fue convertida en pieza teatral por Christopher Hampton, autor asimismo del guión.
Pero su cine es más academicista que nunca porque necesita estar vestido de forma respetable para filmar la trasgresión: "La gente anda con sus hermosos y constreñidos vestidos como si no tuvieran cuerpo. Los directores de cine sabemos lo importante que es el cuerpo. Es lo que filmamos en todo momento. Pero en la manera en que la gente interactúa, siempre existe una manipulación", asegura.
"Un método peligroso", en esa correspondencia que se establece entre Jung y Freud, cruza la psiquiatría superada por el deseo, la locura como búsqueda de la verdad y el sexo como puerta a la mente. Juega con la expresión de libertad en el personaje de Otto Gross, interpretado por Vincent Cassel, y explora la visión lúcida desde la alienación de la paciente y futura doctora Speilrein.
"Tradicionalmente, muchos artistas han odiado a Freud porque aseguraba que el arte era la sublimación de una sexualidad reprimida. Pero yo me he acercado a su realidad por interés puramente dramático. Nunca me he psicoanalizado, porque no tengo problemas. Soy una persona bastante normal", concluye.
Por Mateo Sancho Cardiel.
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