Este artículo se publicó hace 16 años.
La defensa del acusado de descuartizar a su ex mujer argumenta que no tenía intención de matar
El defensor del hombre de 55 años juzgado desde hoy en Valladolid, acusado de matar, descuartizar y arrojar al río a su ex mujer, ha alegado que el procesado no tenía intención de matar y ha basado su alegato provisional en la presunción de inocencia del encausado.
Así lo ha expuesto el letrado de Eugenio R.R. ante los cinco hombres y cuatro mujeres, miembros de un jurado popular, que se encargarán de deliberar sobre la culpabilidad o no culpabilidad del acusado, para el que la fiscal y la abogada del Estado piden provisionalmente quince años de cárcel, las acusaciones particulares veinte y la defensa la libre absolución.
La vista oral se ha desarrollado hoy en su primera sesión, hasta pasadas las 15.30 horas y tras la elección del jurado, con la exposición de los informes de las partes y la previsión de que el acusado declare el próximo lunes.
El defensor ha expuesto hoy sus conclusiones provisionales, en las que sólo constaba hasta ahora por escrito su disconformidad con las acusaciones y la petición de absolución.
Ha sido durante esta jornada cuando el letrado ha desvelado en qué basará la defensa de Eugenio R.R. y ha precisado que se asentará en dos informes periciales, uno de ellos sobre la causa de la muerte -las acusaciones dicen que fue acuchillada y la defensa estrangulada- y el otro acerca de la imputabilidad del procesado.
El acusado ha reconocido los hechos y la autoría ante la policía y el juez y lo va a seguir manteniendo, ha dicho el letrado, quien sin embargo a subrayado la "presunción de inocencia" del encausado y la necesidad de la práctica de las pruebas en el juicio para determinar si mantiene la petición de absolución o la modifica.
Los hechos por los que se desarrolla el juicio ocurrieron la noche del 28 de febrero al 1 de marzo de 2006, en la vivienda que compartían el acusado y la víctima, Benita del Valle, de 49 años, que llevaban 33 años casados, tenían cuatro hijos y hacía quince días que se habían divorciado de mutuo acuerdo.
Las acusaciones contra el procesado se centran en que, aquella noche, Eugenio R.R. intercambió mensajes por teléfono móvil con su ya ex mujer, quien había pasado la tarde con un amigo de ella y que, cuando la víctima regresó a su casa, el encausado la clavó un cuchillo en el cuello que originó una hemorragia y desembocó en la muerte en un corto espacio de tiempo.
Después, la descuartizó con un arma blanca de grandes dimensiones y con una sierra; metió las partes del cuerpo de la víctima en distintas bolsas y las arrojó al río Pisuerga, a su paso por diversas zonas de Valladolid.
El acusado dijo a uno de sus hijos que su madre no había regresado a casa, el joven lo denunció en la Policía y fue el 10 de mayo, más de dos meses después de la muerte y una vez que aparecieron restos de la víctima en el río, cuando Eugenio R.R. se presentó ante la Policía y se inculpó.
La fiscal, al dar a conocer el contenido de su acusación al jurado, al que se adhirió la abogada del Estado, ha considerado que el procesado sí tenía intención de matar y abusó de su superioridad por que tenía un arma y la mujer no, a la vez que ha descartado la existencia de alevosía -como argumentan las acusaciones particulares- y ha reconocido los "tintes muy dramáticos sobre cómo se deshizo del cadáver".
Las acusaciones particulares, que representan a los hijos de acusado y víctima, han asegurado sin embargo ante el jurado que sí existió alevosía -por eso califican como asesinato-, debido a que el autor introdujo un arma blanca en una parte vital del cuerpo de la mujer, que se desangró en pocos minutos, sin posibilidad de defensa y sin que el acusado pudiera haber sufrido daños.
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