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Del 'Dream Team' al 'Triplete Team'

Dos equipos de leyenda. Cortados por el mismo patrón, pero liderados por distintos técnicos

ENRIQUE MARÍN

 

Johan Cruyff no es partidario de comparar su Barça, el mítico Dream Team, con el de Guardiola, aún demasiado joven para tener denominación de origen, aunque provisionalmente le llamemos el Triplete Team. “No se pueden comparar porque no tiene mucho sentido y todo es diferente”, argumenta el holandés. Pep renuncia siquiera a intentarlo. “El Dream Team es irrepetible y nosotros no alcanzaremos nunca ese nivel”, afirma con rotundidad quien vivió aquel equipo desde sus entrañas y ahora ha creado otro a su imagen y semejanza desde el banquillo.

Sea como fuere, y respetando la opinión de sus creadores, es inevitable ver jugar al Barça actual y no echar la vista atrás para evocar aquella máquina diseñada por Cruyff. Un equipo que ganó cuatro Ligas consecutivas y levantó la primera Copa de Europa pero que, sobre todo, provocó el disfrute de los culés y de todos de los amantes del fútbol con su juego vistoso y espectacular. El Dream Team, contemporáneo del equipo de baloncesto norteamericano del que heredó este sobrenombre, escribió una de las mejores páginas de la historia del Barça, instauró un estilo que ya tiene copyright y, en cierto modo, insufló esperanza al fútbol europeo, contaminado por un resultadismo en ciernes y ahora extendido.

 

Cruyff estuvo al frente del Barça ocho temporadas y contó con una plantilla extraordinaria. En ella estaban jugadores de la talla de Laudrup, Stoichkov, Koeman y Romario (este llegó en 1993). Junto a ellos, los vascos Zubizarreta, Julio Salinas y Txiki Begiristain y el navarro Bakero (más tarde llegaría Goikoetxea). Ellos formaban la columna vertebral del equipo, completada por tres catalanes habituales en el once (Guardiola, Ferrer y Sergi) y una clase media que rindió como la alta: Amor, Nadal, Eusebio, Nando y Juan Carlos. El hecho de que todavía hubiera límite de extranjeros cedió el protagonismo al producto nacional.

Sin embargo, y haciendo una traslación al Barça actual, los futbolistas catalanes son ahora más numerosos e importantes: Valdés, Puyol, Piqué, Xavi, Sergio Busquets y Bojan. La presencia de la cantera la completan Messi e Iniesta, ambos con la misma vitola de cracks que Etoo, Alves, Henry y el oriundo Xavi.

En este caso, la clase media la forman Márquez, Abidal, Touré, Keita, Gudjhonsen y Sylvinho, todos ellos extranjeros. Dos más, Cáceres y Hleb, no han resultado, y los guardametas Pinto y Jorquera completan la plantilla, junto a otros canteranos como Pedro y Víctor Sánchez.

Si el Dream Team rompió la racha triunfal del Madrid de la Quinta del Buitre y llevó a las vitrinas del club su primera Copa de Europa, el Barça de Guardiola escenificó su supremacía con el 2-6 del Bernabéu y ha dejado testimonio de su triunfo con un triplete histórico.


Pero más allá de títulos y plantillas, lo que une a ambos equipos es un mismo estilo de juego. Una manera de jugar que Cruyff impuso a pesar de las críticas realizadas desde el escepticismo y la impaciencia. Precisamente, las mismas atalayas a las que se encaramaron los que cuestionaron la elección de Guardiola como sustituto de Rijkaard. El estilo de juego implantado por Cruyff hacía más vulnerable al Barça debido a los riesgos defensivos que corría el equipo, pero el holandés logró su objetivo de deslumbrar e ilusionar a la grada con un fútbol espectacular y ganador. En ese sentido, Guardiola tenía el camino allanado y sólo debía retomarlo.

Además del fútbol posicional, con la salida de balón desde atrás y el toque como hilo conductor, otro concepto que Guardiola ha heredado de Cruyff es el de la amplitud en ataque, si bien con matices que los diferencian. Con Guardiola la basculación se hace hacia adentro, con Messi –un zurdo que juega en la derecha– y Henry –un diestro que juega en la izquierda– a pierna cambiada. Si la temporada pasada el Barça era un embudo, Pep ha encontrado la manera de abrir el campo. La diferencia es que mientras Cruyff colocaba a dos jugadores –habitualmente, Stoichkov y Begiristain– muy abiertos y estos aparecían antes de la jugada, ahora, los dos de banda –Messi

y Henry, o Iniesta– lo que hacen es distraer, irse hacia adentro y dejar los espacios a los que llegan desde atrás, fundamentalmente, Alves por la derecha. A la hora de recuperar el balón, el Barça de Guardiola tiene la ventaja de que sus jugadores están más juntos, de ahí que puedan presionar mejor. Además, siempre que recuperan el balón, lo retrasan, bien a un central bien a Touré, para empezar de nuevo a tocar y tocar hasta encontrar la jugada de gol.

Tanto el Barça de Cruyff como el de Guardiola están organizados alrededor del balón, de ahí que tampoco se desorganicen cuando lo pierden, aunque en el caso del equipo de Pep es mucho más evidente. La razón hay que buscarla en los entrenamientos. Mientras Johan los dedicaba a pulir la técnica –de ahí que nunca faltaban los ronditos–, con Guardiola se pule, además, la táctica. Y ahí radica quizás la principal diferencia entre uno y otro equipo. El Dream Team se basaba en el talento de sus componentes; el de ahora es más solvente tácticamente y está mejor estructurado.

Zubi y Valdés son mejores bajo palos que fuera de ellos. Ambos andan justos con el balón en los pies. Las defensas también son parecidas, aunque la principal diferencia esté en el lateral derecho, donde Alves tiene muchas más prestaciones que Ferrer a la hora de subir la banda. Márquez ahora y Koeman en el Dream Team son los encargados de sacar el balón desde atrás. En este sendido Piqué ha crecido muchísimo y aporta soluciones a su equipo cuando sale conduciendo. En el centro del campo, la presencia de Touré en el puesto que ocupaba Guardiola a las órdenes de Cruyff da una mayor libertad a Xavi e Iniesta, precisamente los futbolistas que mueven el Barça de Pep. Y arriba, el talento de Romario, Stoichkov, Messi, Etoo, Henry... grandes delanteros que se alimentaban y alimentan de un fútbol dedicado a ellos y a quien quiera verlo. Antes, con Cruyff a los mandos y, ahora, con Guardiola.

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