Este artículo se publicó hace 15 años.
La delegación italiana escucha las conversaciones confidenciales de los líderes del G8
El Financial Times denuncia que Berlusconi se está saltando la convención que establece la confidencialidad de las conversaciones entre los líderes
La delegación italiana en la cumbre del G8 en Roma ha hecho trampa al no respetar supuestamente la convención según la cual las conversaciones entre los líderes deben ser siempre confidenciales, revela el periódico Financial Times.
La costumbre es que no se graben ni se tome nota de sus deliberciones: cada jefe de Estado o de Gobierno es acompañado sólo por un ayudante, el llamado "sherpa", quien puede comunicarse únicamente mediante un bolígrafo digital con el resto de la delegación, que está fuera de la sala de reuniones.
La reunión se filma y se proyecta a quienes están fuera pero sin sonido, procedimiento que se ha respetado siempre excepto en el 2006 en San Petersburgo, cuando un micrófono recogió una conversación entre el presidente de EEUU George W. Bush y el primer ministro británico Tony Blair, cuyas palabras se filtraron a la prensa.
"Tened cuidado de no informar a las otras delegaciones de nuestra instalación."La actual presidencia italiana del G8 insistió esta vez en que se respetaría la tradición, pero una fuente del G8 informó al Financial Times de que los ayudantes del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, pudieron escuchar el miércoles desde fuera de la sala las conversaciones entre los líderes.
Un documento obtenido por el periódico, escrito por un miembro del equipo organizador, pedía discreción: "Tened cuidado de no informar a las otras delegaciones de nuestra instalación. En caso contrario, todos los demás van a pedir lo mismo, y no es posible".
Según el Financial Times, el objetivo de ese enlace de audio es aconsejar con la mayor celeridad posible a Berlusconi, presidente de la reunión, sobre cualquier asunto que se presente por mediación del "sherpa" que está a su lado.
Marco Ventura, portavoz del primer ministro, negó, sin embargo, que existiese un canal secreto entre Berlusconi y el mundo exterior: "Lo que dicen (los líderes) no sale de la sala".
Según un testigo citado por el periódico, también resultó extraña la presencia en el área de máxima seguridad de Bruno Vespa, un veterano presentador de televisión favorito de Berlusconi.
El portavoz Ventura negó también que Vespa hubiese estado escuchando las conversaciones confidenciales entre los líderes.
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