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La delgada línea que da vida a la locura

'Trágame entera' gana el Eisner a la mejor novela gráfica

REBECA FERNÁNDEZ

Trágame entera nació de un sueño que Nate Powell (Arkansas, 1978) tuvo en 2001. Durante la construcción de los pilares que sustentarían esta novela gráfica, Powell vivió la muerte de sus abuelos, la lucha de uno de sus amigos contra la esquizofrenia y la llegada de una plaga de cigarras que cubriría cada rincón de su nuevo lugar de residencia.

En lugar de liberar todas estas vivencias y analizarlas de manera independiente, Powell filtró este panorama apocalíptico a través de las viñetas en blanco y negro de Trágame entera (La Cúpula), una novela gráfica que narra la historia de una familia marcada por la enfermedad y la locura, que ha ganado el premio Eisner (el Oscar del mundo del cómic) a la mejor obra. 'El galardón me pilló totalmente por sorpresa', explica a Público este autor norteamericano, quien confiesa recordar muy poco de lo que sucedió minutos después de saber que había ganado. 'Estaba tan abrumado que apenas podía hablar', rememora.

A lo largo de las páginas de esta novela gráfica sobrevuelan la demencia y la soledad en la adolescencia, un período que Powell califica de 'confuso y paranoico'. Ese momento es el que afronta Ruth, una joven que adora los insectos, que está convencida de que se abrirá una 'puerta mágica' cuando logre descubrir 'la forma correcta' de ordenar sus estantes, y que debe medicarse por la esquizofrenia que padece. Durante todo su proceso de maduración y de convivencia con la enfermedad, Ruth mantendrá una batalla esencial, y lo hará contra ella misma 'para dominar su propio desorden', indica Powell.

Los términos como esquizofrenia o desorden obsesivo compulsivo se entrelazan a lo largo de las páginas, en un fenómeno que para Powell está lejos de ser extraordinario. 'La enfermedad mental es más común de lo que se reconoce en la sociedad occidental, y yo estaba interesado en las zonas grises donde los desórdenes mentales se amplían y reclasifican, y se dan en personas que son capaces de ocuparse de su propia vida', explica.

No obstante, Powell niega que esta novela gráfica se centre en estas dolencias, ya que también trata 'el amor, la muerte, la adolescencia, la resistencia y el clima cultural', y señala, además, que la dignidad y la libertad individual se encuentran 'en lo profundo' de su obra.

En este sentido, Powell explica que a la hora de abordar esta novela gráfica se sentía muy atraído por la perspectiva de jugar con el lector, y con él mismo, sobre 'los estigmas que rodean a las enfermedades mentales', así como la religión y el género.

La historia de Ruth y de su familia no es real, pero algunas de las escenas que viven estos personajes sí tuvieron lugar en la vida de Powell. 'Todo el mundo lucha contra las dudas y la confusión y todos buscamos la salvación', afirma el autor, que confiesa ser una persona ansiosa y con una pequeña tendencia hacia la depresión.

Además de esos fragmentos de realidad, Powell se valió para este cómic de sus lecturas sobre desórdenes mentales y neurología, que ha empleado para su trabajo con adultos discapacitados, una labor que inició porque su hermano mayor padece autismo. Sin embargo, esta labor no le ha influido demasiado en una obra que, en su opinión, posee el potencial de 'llegar a muy diversos tipos de personas', a pesar de que describa a 'una familia muy singular'.

Sean como sean, Powell sigue manteniendo a estos personajes 'muy cerca' de su corazón y espera que 'algo de su humanidad pueda traspasar las páginas del libro'.

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