Este artículo se publicó hace 15 años.
El Depor de Lotina se despide humillado
El Aalborg remonta el 1-0 de Sergio con tres goles en cuatro minutos, con Riazor prácticamente vacío en la segunda parte
En A Coruña muchos comparaban el reto de anoche en la Copa de la UEFA con los históricos y memorables partidos del PSG o del Milan. Claro que lo hacían sin reparar en que en aquel Depor jugaba gente como Fran, Makaay, Pandiani, Tristán, Luque o Djalminha, y en éste, en el de ayer, el único delantero era Bodipo. En realidad lo fue ocho minutos. Se lesionó y apareció Omar Bravo (al que luego anularon un gol) que estaba en el banquillo, pero con la maleta facturada. Regresará a México, al Tigres.
Es cierto que el Aalborg no es el Milan, pero tampoco son fontaneros por la mañana y futbolistas de noche. Así que, por más que el Depor apareciese avasallador, enseguida se desveló que no está diseñado ni tocado con el don del gol para marcar cuatro.
Toda la vida del partido se quedó en la primera parte. Lotina garabateó la pizarra buscando algo nuevo con miras ofensivas. Jugó con tres centrales, por ahí se desangró luego, e incrustó a De Guzmán y Filipe de carrileros. Con este plan jugó la primera media hora sin apenas respirar, a un ritmo durísimo. Pero fue en los últimos diez minutos cuando el Aalborg enterró a los coruñeses.
Sergio marcó primero, pero los daneses respondieron tres vecesSergio marcó primero, pero los daneses, como si estuvieran de vacile esperando ese gol, al instante le devolvieron tres goles antes del descanso. Los dos primeros fueron gemelos: prolongación de cabeza y remate. El tercero llegó con el Depor paralizado y un tal Shelton sorteando rivales desde su campo como si no costara.
El resto del suplicio
La cuestión que se le planteó a Lotina para el resto del suplicio, toda vez que necesitaba hacer siete goles, fue si agarrar el equipo y acabar con el partido o afrontar un intercambio que desembocara en humillación.
El técnico blanquiazul babía dicho que si morían, lo harían de pie y dejando el escudo muy alto. Murieron avasallados, deshilachados y sin orgullo. Muchos aficionados se ahorraron verlo porque el estadio se quedó casi vacío antes de empezar la segunda parte.
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