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Los desequilibrios se acentúan

EFE

Los dos principales desequilibrios de la economía española, la inflación y el déficit exterior, continúan su empeoramiento y en ambos casos tiene mucho que ver un factor exógeno: el constante encarecimiento del precio del petróleo, que parece no tener fin.

Esta semana hemos conocido que la tasa de inflación española aumentó una décima en febrero y se situó en el 4,4 por ciento, la más elevada desde 1995.

No alegra mucho, pero ayuda a comprender el fenómeno, conocer que en la eurozona el crecimiento de los precios es también el mayor desde hace muchos años, concretamente desde 1997, si bien la inflación en este caso es del 3,3 por ciento, es decir, 1,1 puntos menor a la española.

En la subida de precios tiene mucho que ver el encarecimiento del petróleo, muy favorecido por los movimientos especulativos en los mercados internacionales, según la opinión más extendida entre los analistas.

El crudo Brent del Mar del Norte cerró ayer a 107,55 dólares el barril, después de subir 5,17 dólares en una semana, o sea, nada más y nada menos que casi el 5,1 por ciento o, lo que es lo mismo, un dólar cada día de media -los fines de semana no funciona el mercado-.

Ha sido una semana donde el precio del barril de petróleo ha encadenado varios máximos consecutivos hasta alcanzar en la última jornada los 108,02 dólares por barril.

No se ha quedado atrás el euro, que lleva tantos récords consecutivos que casi empezamos a acostumbrarnos a ello. El último lo marcó ayer, cuando llegó a cambiarse a 1,5690 dólares a causa de la debilidad del billete verde, aquejado cada vez más por los temores a que la economía estadounidense entre en recesión.

Ambos factores, el aumento del precio del petróleo -que encarece las importaciones- y la fortaleza del euro -que dificulta las exportaciones-, son determinantes para explicar también el aumento del déficit por cuenta corriente de la economía española, que en 2007 empeoró el 25,33 por ciento.

En cifras absolutas, ese saldo negativo fue el año pasado de 106.201 millones de euros, el 8,9 por ciento del PIB español.

No son pocos los expertos que vaticinan que este empeoramiento continuará aumentando en el corto plazo. El Instituto de Estudios Económicos ha pronosticado que alcanzará en 2008 el 9 ó 9,5 por ciento del PIB, pero Funcas va aun más lejos y cree que alcanzará incluso el 10 por ciento en los próximos meses.

Fuera de nuestras fronteras, la atención ha seguido centrada esta semana en la crisis financiera originada por las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos.

El Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos se vieron obligados el martes, una vez más, a inyectar liquidez en los mercados, en una acción coordinada con los bancos centrales del Reino Unido, Canadá y Suiza.

En una conferencia de prensa, el secretario del Tesoro de EEUU, Henry Paulson, abogó dos días después por endurecer la regulación del sector hipotecario y crediticio con el fin de evitar que la actual crisis se repita.

Las recetas para ello pasan por que las instituciones financieras estadounidenses capten capital rápidamente para poder mantener sus préstamos y que las compañías de servicios financieros congelen el pago de dividendos a sus accionistas.

A pesar de todo, parece que empieza a verse algo de claridad en el horizonte. Así lo cree al menos Standard & Poor's, que considera la posibilidad de que la crisis financiera acabe pronto, puesto que las instituciones afectadas han anotado ya en sus cuentas de resultados la mayor parte de las amortizaciones a que les ha obligado su política crediticia.

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