Este artículo se publicó hace 11 años.
El día que Nigeria sí era mejor que España
Según el fallecido Yekini, aquella maravillosa selección de los noventa, que pudo ganar un Mundial, no sólo daba lecciones de fútbol. "Mis compañeros me dieron clases de cómo cortejar a las mujeres y, g
Fueron otros tiempos. Sucedió en los años noventa, la década prodigiosa de la selección nigeriana en la que a sus futbolistas ni se les ocurría, como ahora, amenazar a la Federación con ir a la huelga por asuntos de primas. Y eso que aquella Nigeria era mucho mejor que la de ahora. Se consoló con el oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta'96, pero en los dos Mundiales (EEUU'94 y Francia'98) que vivió esa década se comportó con una facilidad extraordinaria. Fue capaz de desafiar a todo el mundo, a la Argentina de Maradona, a la España de Clemente o la Italia de Baggio.
Fue capaz, incluso, de erradicar el mito de que África no estaba a la altura de Europa. Porque aquella selección, como recordaba el fallecido Rashidi Yekini, un delantero descomunal, era como un diamante en bruto. Su caso era la prueba más rotunda. "Crecí evitando a las mujeres, porque en Kadunba tocar a una mujer estaba considerado pecado a no ser que estuvieras casado con ella", explicó. "Pero, una vez que entré en el equipo nacional, los jugadores más veteranos me presentaron a algunas. Mis compañeros me dieron clases de cómo cortejarlas y entonces perdí miedo al sexo"".
Hace trece meses que Yekini (1963), que jugó un tiempo en el Sporting, murió por una extraña enfermedad en su país. Así que ya nunca más podrá profundizar en esas anécdotas que un hombre como él, educado en la religión musulmana, contaba gustosamente en el Mundial de Estados Unidos. Entonces sus goles anunciaban a una selección que, además, sabía cortejar a la pelota en el césped, en un descomunal ejercicio de físico y talento, que le hizo presentar su candidatura para ganar aquel Mundial de 1994. De hecho, hasta el minuto 87 vencía en Boston por 1-0 a Italia, que luego sería finalista. Pero entonces Nigeria comprobó que con la elegancia no es suficiente para ganar. También hace falta mala uva y...
Hasta el minuto 87Yekini, que fue un trotamundos, ya tenía dos hijas cuatro años después, cuando Nigeria acudió al Mundial de Francia'98. Seguía siendo un hombre de buen humor al que daba gusto escuchar. Su fútbol, eso sí, ya no tenía la energía de hacía cuatro años en Estados Unidos 94, pero Nigeria seguía siendo una gran selección. Tenía algo que hoy hubiera resultado suficiente para conquistar algo más que la última Copa de África. Aquella Nigeria, sí, era mejor que España. Porque, aunque parezca mentira, existió ese tiempo, ese gol de Oliseh por debajo del estómago de Zubizarreta en el estadio de Nantes o ese Okocha que se parecía a Iniesta.
Todo eso fue propiedad de las 'Águilas verdes', de la primera gran selección africana que preguntó al mundo en voz alta por qué ellos no podían ganar un Mundial... Y todo eso son cosas que recordaba, orgulloso, los últimos años de su vida el gran Rashidi Yekini cuando volvió a Ibadan, a Nigeria, a disfrutar del dinero que había ganado en Europa, a escuchar 'hip hop', a ver películas del Oeste o a encontrar a esa mujer que llenase su corazón y que él llamaba 'Miss Right'. Porque el muchacho, que tenía miedo a las mujeres, ya era un hombre divorciado que jamás olvidaba lo que significó competir con esa selección africana que angustió a Italia durante 87 minutos o trituró a la España de Clemente.
El fallecido Yekini, por encima de todo, se refería a esos años como "una lección de vida y de convivencia sin la que hubiese sido imposible jugar como jugamos". Pero, claro, era otra época en la que no existían los problemas internos de ahora. Y eso que esa espléndida generación de futbolistas reunía a nombres irrepetibles como Okocha, Amokachi, Finidi u Oliseh, que entonces ya jugaban en muy buenos equipos de Europa. Pero había algo que en sus corazones no admitía precio: el orgullo de ser 'águila verde' del séptimo país más poblado del mundo. Y ese era y sigue siendo Nigeria, donde un día existió una selección que pudo ganar un Mundial. Los nostálgicos, que los hay, no se cansan de repetirlo.
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