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La Diada echa el resto por el Estatut

Montilla y Mas recogen el guante e insisten en meter presión al TC para evitar el recorte

F. CASAS / J. BENAVENTE

La consulta de mañana en Arenys de Munt y el Tribunal Constitucional. El TC y la consulta. El orden se podía alterar pero los dos asuntos protagonizaron los corrillos políticos de la Diada Nacional de Catalunya. Todos los dirigentes se pronunciaron. Cada uno a su manera, Montilla y el líder de CiU Artur Mas cogieron el guante lanzado el día antes por Pujol y Maragall. Los expresidentes apelaron, en la línea de la mayoría social, a la dignidad catalana y a una respuesta contundente si el TC cercena la voluntad popular.

Y como música de fondo las reacciones a la encuesta de Público de hoy, que dejó claro como el desplome de ERC pone en jaque a Montilla y acerca a la derecha al Govern. La segunda entrega evidencia hoy que los catalanes piden a Montilla que no se quede de brazos cruzados (como le exigen en Madrid) si el TC recorta el Estatut. El president insistió en su compromiso con su desarrollo convencido de que no rebasa la Constitución.

Desde la creencia de que los jueces del TC escogidos por el Congreso, el Senado y el Gobierno son permeables a presiones políticas y de que están conjurados por una sentencia unánime, el president siguió lanzando cargas de profundidad. En declaraciones a la Ser, Montilla acusó al PP de amedrentar al TC y trabajar para impedir el 'encaje' de Catalunya en España. Tras lamentar que algunas 'voces trasnochadas' aniden en el PSOE avisó que no se puede cambiar 'el pacto político' con España.

El PSC, que se alzó como vencedor en la financiación, cobra ahora el botín

Mas remachó afirmando que 'ninguna ley o tribunal, por constitucional que sea, puede estar por encima de la voluntad de todo un pueblo'.

Arenys, asunto que Montilla sigue esquivando desde el convencimiento que no aporta nada y no hace más que dar alas a 'la caverna', también siguió gozando de muchos minutos de gloria. Mientras el PSC le quitaba de nuevo toda trascendencia, Mas volvía a avalar la consulta soberanista. Lo hacía a la par que Esquerra y sus dirigentes, entusiastas con la iniciativa.

Los republicanos pueden encontrar en la pequeña población del Maresme un filón a tenor de las simpatías que concita la iniciativa en amplias capas del catalanismo. En este asunto Josep A. Duran i Lleida demostró que puede abrirle una vía de agua a su socio y dejar para ERC todo el pastel.

Después de asegurar que su partido, Unió, 'no tiene posición' en este asunto lo acabó estigmatizando al asegurar que ha ganado relevancia por la actuación 'desproporcionada' del Estado y la 'falta de liderazgo' en Catalunya. Por si acaso, el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, del PSC, aseguró que no hará como decenas de municipios pequeños. 'La prioridad es el Estatut y la crisis', aseguró el primer edil.

En lo que se refiere a la encuesta, los más contentos eran los convergentes, que veían como el electorado ajusta cuentas con Esquerra, que por dos veces 2003 y en 2006 ha tenido la llave y ha optado por hacer mayoría de izquierdas desechando la nacionalista. Los dirigentes de CiU no lanzar las campanas al vuelo pero saben que sólo 'los errores propios' pueden impedirles volver a la Generalitat. Otra cosa son los compañeros de viaje que tengan.

El PSC e ICV-EUiA tenían sensación agridulce. El Publiscopio da una importante subida a los socialistas, hecho que les llevaba a asegurar que ellos y no ERC que también tuvo un papel relevante en el rush final de la negociación han rentabilizado una financiación muy a gusto de federalistas. ICV mantiene el tipo pese a lo que ha llovido contra Joan Saura y el relevo por Joan Herrera.

Pero unos y otros estaban preocupados porque sin ERC no hay tripartito. Los republicanos están angustiados porque las encuestas les son adversas. El Publiscopio la que más, pero Joan Puigcercós ya piensa en un golpe de timón. La respuesta al TC puede ser una oportunidad y a Montilla le conviene darle aire.

La Diada estuvo también marcada por manifestaciones y actos institucionales. El presidente del Barça, Joan Laporta, encabezó la concurrida manifestación por un 'Estado propio' que precedía a la de ERC. Los pitos a los políticos en el monumento a Casanova y la polémica con la cantante israelí Noa, silbada por unos pocos en el acto ciudadano, empañaron el día festivo. 

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