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Las diferencias comerciales, el referéndum de Sudán y el clima centran la cumbre euro-africana

EFE

La Unión Europea quiere intensificar su compromiso económico con el desarrollo y la pacificación de África en la cumbre con la Unión Africana que comienza hoy en Trípoli, aunque la ausencia de algunos de los principales líderes europeos quitará brillo a la cita.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy; el primer ministro británico, David Cameron, y la canciller alemana, Angela Merkel, figuran entre los grandes ausentes de la tercera cumbre afro-europea de 80 países, que concluirá el martes.

Distintas fuentes europeas también han asegurado a Efe que no se prevé la asistencia del presidente sudanés, Omar Hasán Al Bachir, contra quien la Corte Penal Internacional (CPI) ha emitido una orden internacional de detención por genocidio y crímenes de guerra y contra la humanidad en la región occidental sudanesa de Darfur.

Desde que esa orden fue emitida hace algo más de dos años, Al Bachir ha viajado a algunos países africanos contra los que la CPI ha pedido acciones a la ONU.

A pesar de las ausencias, la UE confía en que la cita supondrá un impulso a la cooperación con África.

"Creo que esta cumbre marcará un salto adelante... un momento decisivo en nuestras relaciones", afirmó el viernes Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, en una declaración previa.

El desarrollo y el crecimiento económico protagonizarán la primera jornada de la cumbre, en la que los líderes de la UE, tanto Van Rompuy como el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, quieren resaltar el mayor compromiso europeo en la cooperación económica y la promoción de las inversiones.

Sin embargo, los líderes africanos tienen previsto plantear a los europeos su desagrado con la insistencia de la UE de liberalizar sus mercados y abrir sus economías para firmar los acuerdos de cooperación económica con Bruselas.

Según los africanos, esa exigencia debería estar vinculada al nivel de desarrollo de los países, a fin de evitar que el frágil sector industrial de muchos países africanos quede laminado por una apertura prematura a la presencia extranjera.

La cumbre lanzará el Fondo Africano de Garantías, una iniciativa que busca facilitar el acceso al crédito de las pequeñas y medianas empresas africanas, una cuestión considerada como uno de los grandes obstáculos para el fortalecimiento del tejido empresarial africano.

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, reiterará en esta cumbre el total compromiso de España con África, que se concretará en una aportación de unos trece millones de euros al citado fondo.

La cumbre también respaldará la nueva estrategia para África aprobada a comienzos de este mes por la Comisión Europea, y que prevé concentrar las acciones en ocho sectores clave a fin de lograr más resultados en el desarrollo y el crecimiento.

La reunión se cerrará el martes con una discusión sobre paz y seguridad, en la que los europeos quieren discutir con los africanos el referéndum de autodeterminación del sur de Sudán previsto para el próximo 9 de enero.

Los dirigentes del norte musulmán y del sur (cristiano y animista) de Sudán no se han puesto aún de acuerdo sobre algunas cuestiones pendientes sobre esa consulta, sobre todo si se celebrará en el distrito petrolero de Abyei.

La UE, que enviará una misión de observación electoral a ese referéndum, está preocupada por estas disputas previas a la votación, así como por la concentración de soldados y milicias a lo largo de la línea de demarcación de ambas zonas del país y por el recrudecimiento de la violencia en Darfur.

La difícil situación de Sudán a poco más de un mes de la votación dominó buena parte del Consejo de Ministros de Exteriores comunitarios del lunes pasado.

En cuanto al cambio climático, la reunión de Trípoli comenzará a la vez que la cumbre de Cancún (México), por lo que europeos y africanos emitirán una declaración conjunta a favor de una conclusión positiva de las negociaciones.

La UE llega a Trípoli y Cancún sin haber cumplido todavía por completo su compromiso de financiación de medidas contra el cambio climático en favor de países en desarrollo para este año, debido a que Italia no ha entregado los fondos que había prometido.

El bloque europeo ofreció un total de 7.200 millones de euros para el trienio 2010-2012 (lo que supone 2.400 millones al año), pero en este ejercicio ha aportado por ahora 2.200 millones, ya que falta la totalidad de la cantidad que debía aportar el Gobierno de Silvio Berlusconi.

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