Este artículo se publicó hace 17 años.
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La reforma de la TV pública causa polémica porque beneficia a los amigos del presidente

Brincos. Las acciones en bolsa de las televisiones privadas francesas están dando brincos. Ya lo hicieron el 8 de enero pasado, cuando Nicolas Sarkozy simplemente anunció su intención de reformar la televisión pública. Ahora, la decisión firme del presidente francés de retirar la publicidad en France Televisions, para dársela a las cadenas privadas, ha provocado una nueva subida de las acciones en bolsa. Acciones que se encuentran, en su mayoría, entre manos de sus mejores amigos.
Sarkozy definió la semana pasada las orientaciones precisas de la anunciada reforma del sector audiovisual público, y fijó algunas como prioridades de urgencia extrema. A partir de septiembre próximo, sin más tardar, las televisiones públicas deberán dejar de emitir pausas publicitarias después de las ocho de la tarde.
El dueño de la televisión privada TF1 es buen amigo del presidente
Y la supresión será total en 2011. En paralelo, el Gobierno francés ha dado luz verde a la autorización, para que las privadas efectúen un segundo corte publicitario en las películas programadas por la noche.
¿A qué viene tanta urgencia de privar de ingresos publicitarios a las televisiones públicas para canalizarlo hacia las privadas? Para el presidente, se trata de evitar decepciones de los telespectadores que tienen una esperanza legítima de que haya cambios.
Sorprendente noticia. Se sabe que los franceses están esperando cambios en el poder adquisitivo o en la calidad de los hospitales, pero hasta la presente nadie tenía indicios de que deseaban prioritariamente la desaparición de la publicidad en France 2 o France 3, principales cadenas públicas con anuncios, para poder verla en las privadas.
El ex director de campaña de Sarko es hoy un alto ejecutivo de TF1
Bajada en bolsa
Para encontrar la respuesta a tan misterioso enigma, lo mejor es mirar a la bolsa. La acción del gigante TF1 no para de bajar desde hace años por la erosión que sufre la televisión tradicional frente a los nuevos medios. Cuando el presidente anuncia algo y sobre todo cuando habla de publicidad la acción de TF1 se recupera.
El principal beneficiario de esos repuntes es el grupo Bouygues, accionista mayoritario del grupo TF1. Y el grupo Bouygues, número uno mundial de las obras públicas y otras menudencias, es nada menos que propiedad del celebérrimo Martin Bouygues, multimillonario dinástico.
En 1983, a sus 31 añitos, el entonces joven heredero Martin Bouygues no encontró nada mejor que hacer que mudarse a la ciudad chic de Neuilly-sur-Seine porque sentía un deseo irrefrenable de conocer al apasionante nuevo alcalde, un joven impeinable llamado Nicolas Sarkozy.
Desde entonces, estos dos se lo han pasado bomba, nunca se han peleado y no paran de hacerse favores. El principal favor de Bouygues-TF1 a Sarkozy es la comidilla de la paranoia. Los servicios informativos de la cadena que registra el 30% de audiencia en promedio respaldan constantemente la imagen de una Francia insegura, donde todo anciano debe temer a cualquier joven.
Vaya usted a saber por qué, en la velada electoral del 6 de mayo, día de la victoria presidencial de Sarkozy, la presentadora estelar de TF1, Claire Chazal, tenía una copa de campagne sobre su mesa, delante de las cámaras y delante de los atónitos franceses.
Impuesto sobre internet
Otro dato curioso: el ex director de campaña de Sarko, Laurent Solly, un señor con grado de prefecto, es hoy director general de operaciones del Grupo TF1. La estrategia de refuerzo recíproco tele privada decrépita y carcamal rinde servicios indispensables al candidato del miedo a cambio de servicios contantes y sonantes es una tenaza voraz. Sobre todo, porque se hace a costa de ir estrangulando financieramente al servicio público de televisión y radio, que es hoy uno de los pocos focos de resistencia mediática a Sarkozy que quedan en Francia.
El segundo beneficiario sería Vincent Bolloré (otro de los grandes amigos de Sarko, el que le prestó el yate en verano pasado), propietario de Direct8 y futuro socio en el capital de TF1.
Pero la televisión que pierde audiencia y el líder que anda bajo mínimo en los sondeos quizá hayan cometido un error fatal. Para argumentar que sí mantendrán los ingresos de la TV pública han creado un nuevo impuesto a internet y la telefonía movil. Una tasa que los operadores juzgan ilegal, que los franceses critican y que la Comisión Europea pone en tela de juicio. No es seguro que Sarkozy y TF1 aún tengan fuerzas para hacer frente a la que se les viene encima.
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