Este artículo se publicó hace 11 años.
Un director de banco estafó 220.000 euros a un ciego y a un sordo
Aprovechándose de su amistad con ellos, les hacía firmar documentos en blanco para saquear sus cuentas corrientes. El Supremo confirma 3 años y medio de cárcel para él
El Tribunal Supremo ha ratificado la condena de 3 años y medio de cárcel al director de una sucursal de Caja España en un pueblo de León que estafó 223.000 euros a una familia de tres ancianos octogenarios, uno de ellos ciego y otro sordo, y todos ellos con bajo nivel de instrucción. El bancario se aprovechó de su relacion amistosa con ellos para hacerles firmar documentos de reintegros de dinero en blanco, con lo que saqueó sus cuentas corrientes a lo largo de cinco años con robos continuados de cantidades de entre 300 y 8.000 euros.
La Sala de lo Penal del Supremo confirma la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de León contra Belarmino de la Fuente Cela, que como director de la sucursal de Caja España en Castrocontrigo demostró ser un ejemplo nefasto de personaje aprovechado, haciendo víctimas a unos ancianos sin formación y con diversas discapacidades que confiaban en él.
Los hechos ocurrieron entre 2003 y 2008, período en el que el procesado hizo más de 100 salidas indebidas desde las cuentas bancarias de los ancianos, por cantidades que oscilaban entre los 300 y los 8.000 euros, hasta alcanzar los 223.740 euros. El destino: su propio bolsillo.
El condenado era director de la sucursal bancaria en la localidad leonesa de Castrocontrigo, de la que eran clientes Segismundo, de 82 años y ciego, su esposa Delia, de 88 años, y Roque, de 89 años y sordo, hermano de la mujer.
Estas personas confiaban plenamente en el acusado con quien tenían una relación amistosa y que se trasladaba mensualmente al domicilio de los querellantes para entregarles 300 euros (u otra suma que le solicitaran), con la que Segismundo pagaba a su hermana que le había acogido.
Para ello, el procesado les hacía firmar a los ancianos documentos de reintegro y éstos los rellenaban sin leerlos ni cuestionarse su contenido porque confiaban en él. En ocasiones, el acusado, "abusando de la confianza en él depositada", les hizo firmar boletas en blanco cuya cantidad rellenaba o alteraba, en beneficio propio.
Debido a su escaso nivel de instrucción y la absoluta confianza depositada en el director de la sucursal, los ancianos ignoraban que el acusado estaba efectuando todos esos reintegros. La suerte se puso de lado en octubre de 2008, cuando otra empleada de la oficina tuvo sospechas por el elevado nivel de disposiciones de dinero por parte de los ancianos, y formuló una denuncia para que los hechos se investigasen.
La sentencia del Supremo desestima el recurso de casación de Belarmino D.C. al considerar que los hechos probados no son contradictorios ni hubo vulneración del derecho de presunción de inocencia del condenado. Además de la pena de cárcel, el exdirector de sucursal tendrá que pagar una multa de 2.700 euros, y devolver los 223.740 euros que robó a los ancianos con sus correspondientes intereses. Caja España es responsable subsidiaria en el caso.
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