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El director Ton Koopman opina que ahora se toca con agresividad, como un cruce entre Vivaldi y pop

EFE

El director holandés Ton Koopman, uno de los mayores especialistas en la interpretación con instrumentos históricos, cree que hay "una especie de moda" de interpretar la música antigua y en concreto el barroco "con agresividad", como "un cruce entre Vivaldi y el pop".

Así lo manifiesta el creador de la Amsterdam Baroque Orquestra and Choir en una entrevista a Efe con motivo del concierto que tiene previsto ofrecer hoy en el Auditorio de Tenerife, en el que dirigirá a la Orquesta Sinfónica de la isla en un programa dedicado a Haydn y Mozart y en el que participará uno de sus colaboradores habituales, el bajo Klaus Mertens.

Ton Koopman, también intérprete de clave y órgano, pregunta "si el rock es tan agresivo como alguna gente, particularmente en Italia, interpreta ahora" el barroco, lo que atribuye a que la audiencia más joven ama el ritmo, la percusión y el pop.

Esto no está bien, opina Koopman, porque si se lee acerca de la música en el siglo XVIII se sabe que Vivaldi tocaba más rápido que los franceses, por ejemplo, pero esto no quiere decir nada acerca del ritmo, "no se trataba de una agresión".

Aunque se necesita una audiencia joven, una nueva generación que vaya a las salas de concierto, el problema no está en acercar el barroco al pop sino en las escuelas, que deberían hacer mucho más por la música: deberían acostumbrar a los niños a cantar.

"Cuando yo era niño cantaba en la escuela por la mañana, al final de la mañana y al fin de la tarde, a veces sólo cinco minutos, a veces media hora, y el profesor hablaba de música clásica hasta que cuando tenía 15 o 16 años empezó a hablar de los Beatles y me puse furioso", señala Koopman, quien aclara que le han empezado a gustar ahora.

Aunque el director holandés reconoce que su forma de interpretar no es igual ahora que en la década de los 70, sigue buscando "un sonido hermoso y un ritmo basado en el bajo continuo, que es todo lo que hay en las fuentes. No voy tan lejos como para parecer pop".

En cualquier movimiento, como el de interpretar con criterios históricos hay "problemas", ya que cuando empezó esta corriente después de la Segunda Guerra Mundial había gente "que parecía testigo de Jehová: leyendo la biblia letra a letra pero dejando fuera cosas importantes, y esto también es peligroso".

Sin embargo, también surgieron grandes músicos, como Nikolaus Harnoncourt o Gustav Leonhardt, que fueron "extremadamente inspiradores para todos" y aún ahora "se necesitan grandes personalidades" en este movimiento.

Koopman pide a los nuevos músicos "que investiguen para ponernos a prueba" porque cada generación "tiene su Haydn o su Bach" y él, que enseña Musicología en la Universidad, entiende que la música "no es una lección ni es suficiente tener el conocimiento del Conservatorio: hay muchas emociones dentro".

Apunta que uno de sus grandes amigos es Jordi Savall, quien con su trabajo con la música española ha abierto el camino a otros grupos, pero insiste en que todos deberían investigar y no sólo pensar "OK, ya sabemos todos los trucos", porque el conocimiento "nunca debe parar".

Subraya además que las orquestas deben disfrutar "realmente y enamorarse de la música, que nunca es un trabajo".

"A veces en una orquesta los músicos, como en el matrimonio, han olvidado que una vez estuvieron enamorados después de tanto tiempo juntos, pero volver a enamorarse de nuevo es agradable", precisa.

La música es "un gozo" e induce a pensar que "este compositor era mucho más grande que yo, hizo algo ante lo que me siento pequeño y siempre debe vencer, hacer lo mejor por él con tu conocimiento".

Por ello quiere que en los carteles de sus conciertos "las letras de Bach sean mayores que las de Koopman" y anima a los jóvenes músicos a que piensen en que, si alguna vez se encontraran con el compositor, qué agradable sería que éste les dijera: estoy contento, hiciste lo mejor por mi música.

"Esto es lo que intento hacer, saber qué hace diferente a Couperin de Vivaldi, a Haydn de Mozart o Händel, y sobre todo que el público consiga tener una emoción y sonreír", detalla.

A su juicio, actualmente ya no es posible un proyecto como el que emprendió hace años, la grabación de la integral de cantatas de Bach, y aunque ahora promueve una experiencia similar con las obras de Buxtehude, confiesa que si vende unas 10.000 copias "irá bien", y aún así necesita un patrocinador para costear la iniciativa.

Hace años vendió unas 400.000 copias de su primer disco de "La pasión según San Mateo" de Bach, y cuando la grabó de nuevo apenas se vendieron 25.000, lo que ahora sería una cifra "enorme".

No cree Koopman que las copias ilegales afecten a la música clásica, pues se centran en el pop-rock, pero cree que hay más oportunidades de grabar obras si se trata de repertorio con pocos registros discográficos anteriores.

Todo el mundo sufre las menores ventas de discos "y la crisis financiera no está ayudando" aunque hay que ser "optimistas", y quizás los bancos "quieran patrocinar la cultura", ironiza.

En todo caso, en septiembre tiene previsto grabar dos discos con obras de Haydn "a ver qué pasa" y en Japón dirigirá en 2010 la tercera y la quinta sinfonías de Beethoven, de quien sólo ha dirigido en una ocasión la sexta.

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