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Diván o guillotina

Pellegrini no convoca a Guti pese a que técnico y jugador desmienten la afrenta de Alcorcón

LADISLAO JAVIER MOÑINO

Guti no se someterá hoy junto a sus compañeros al juicio sumarísimo del hundido y desconcertado madridismo. Tras los desmentidos del jugador y del entrenador, el desenlace final de la bronca de Alcorcón ha derivado en la misma consecuencia que si la dirección del club hubiera decidido tomar cartas en el asunto, que no lo ha hecho. Pellegrini, por su cuenta y riesgo, sin ya más apoyo dentro del club que el de Jorge Valdano, no ha convocado a Guti.

Las respectivas comparecencias ante los medios del cuestionado jugador y del entrenador fueron contradictorias. Dos discursos florales calzados de mala manera entre medias de una secuencia de hechos irrefutables: una fuerte discusión, una peineta del jugador al público de Alcorcón y su posterior exclusión de la convocatoria. 'Estoy perfecto para jugar. Me llevo increíble con Pellegrini', afirmó Guti, al que el encendido de su rostro y vocalización acelerada denotaban nervioso. 'Guti es un jugador fundamental y muy importante. Sale de una lesión y tiene que recuperar su nivel. No ha entrado en la covocatoria por decisión técnica. No es un castigo', aseveró Pellegrini, que reconoció que, en Alcorcón, 'Guti estaba fuera de sí' y que 'probablemente tenga que ayudarle con su carácter, pero aparecerá muy pronto en las convocatorias'.

Falto de fútbol como está su equipo, Pellegrini prescinde de uno de sus jugadores clave. El mismo al que alineó en Gijón en el segundo tiempo y al que le dio la titularidad en el bochorno copero. La sospecha de un castigo camuflado no es descabellada.

Con o sin Guti, Pellegrini y sus jugadores están en medio de un tormenta en la que la pelota se presume tan importante como la cabeza. Más aún cuando la primera reválida tiene al castigador Bernabéu por escenario. Drenthe, que acusa la sobrepresión, también ha quedado fuera de la lista.

El diagnóstico que apela a la psicología ya se imponía desde algunos despachos del club días antes de la humillación de Alcorcón. 'Los jugadores están muy presionados. La inversión ha sido tan fuerte que se han creado unas expectativas enormes', reflexionaba un directivo. Los 253 millones de euros invertidos se han convertido en un boomerang de vuelo corto cuyo regreso amenaza tanto a la estabilidad del proyecto como a la cabeza del entrenador. Pellegrini tampoco desliga la psique del balón: 'El tema psicológico está siempre relacionado con el fútbol'. Hasta Cruyff, preguntado en Catalunya Radio por las razones de la crisis blanca apeló a los vericuetos del cerebro: 'Si hay un equipo con tanta presión y con gente nueva es muy difícil acoplarlos. Tienen un entrenador bastante bueno, pero todo el mundo sabe que en el Madrid mandan otros'. Guardiola también le echó un capotazo a Pellegrini: 'El triplete no se gana en octubre '.

Hoy, con Míchel como testigo de efectos nocivos en caso de derrota, el Bernabéu puede ser un diván que reconforte a Pellegrini y su plantilla o una guillotina que termine por fulminar al entrenador, dispuesto a morir con su idea de juego. Ayer, por primera vez, se vio con la sintomática necesidad de recordar quién es: 'Voy a redoblar las apuestas. El mejor fútbol que se veía era el del Barça y el Villarreal'. Y advirtió al club de las consecuencias que ha tenido convertir el banquillo en una trituradora: 'Dos títulos de 18 en seis años'.

 

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