Este artículo se publicó hace 13 años.
"Don Juan Tenorio" volvió a pecar y se salvó en un cementerio de Uruguay
Don Juan Tenorio volvió otra vez, como manda la tradición, a pecar, escandalizar y encontrar la salvación de manos de su amada doña Inés el día de Todos los Santos, en esta ocasión en el poco habitual escenario del Cementerio Central de Montevideo, el más antiguo de la ciudad.
Unos 150 espectadores acudieron al caer la noche al céntrico camposanto para presenciar, por segundo año consecutivo, una versión del clásico "Don Juan Tenorio", de José Zorrilla (1844), y cumplir así con la costumbre española de representar esta pieza, una de las obras más representativas de la literatura romántica, cada primero de noviembre, festividad de Todos los Santos.
Los antiguos mármoles y esculturas del cementerio, donde están enterradas las figuras más destacadas de la historia uruguaya desde su fundación en 1835, así como los antepasados de las familias más importantes del país, fueron testigos de esta inusual iniciativa, impulsada por la Embajada de España en Montevideo y puesta en escena por la compañía uruguaya El Galpón.
Así, esa viejas tumbas sirvieron de marco para representar la última parte del Tenorio, en la que Don Juan acude al panteón donde están enterradas sus víctimas y estas cobran vida para pedirle que se arrepienta en una "escenografía impactante", según reconoció la directora de la adaptación Graciela Escuder.
De hecho, es el escenario, más que la obra, prácticamente desconocida en Uruguay, lo que atrajo a la mayoría del público a la representación, que se repetirá también el miércoles por la noche, indicó Escuder.
"A todo el mundo le encanta y les parece muy bien, sobre todo por su reducida duración, el efecto de trabajar en el cementerio, que el público se desplace de un lugar a otro. Todo es extraño y atípico. Pero no creo que el Tenorio entero, en un teatro, tuviera mucho éxito en Uruguay", reconoció Escuder.
La directora indicó que para Don Juan, en el país se prefiere al de Tirso de Molina y al del Moliére, ya que "ni se conoce a José Zorrilla".
Del mismo modo se expresó María José Aguerreberri, una de las espectadoras, para quien la sorpresa del espectáculo viene por su "puesta en escena y su ruptura con lo estético" y no por el descubrimiento del texto del poeta vallisoletano.
La idea de representar el Don Juan en el cementerio llegó a Uruguay el año pasado "con gran éxito" bajo la premisa de aunar "tanto la promoción cultural de España como el impulso al turismo patrimonial en Uruguay", explicó a Efe la consejera cultural de la embajada, María Eugenia Menéndez,
"Se juntan varias cosas. La bonita tradición española de representar esta obra el 1 de noviembre, su coincidencia y oportunidad estética, ya que ocurre en un cementerio, y la idea de dar promoción a lugares tan hermosos como este, que forman parte del patrimonio pero que están olvidados", indicó Menéndez.
En esta ocasión, la segunda edición de la iniciativa causó menos revuelo en Uruguay, donde incluso se debatió en televisión sobre la idoneidad de hacer teatro en un camposanto.
Esa noción de perturbar a los muertos, tal y como hace el Don Juan de Zorrilla en la obra, no parece afectar al actor que encarna al personaje, el uruguayo Pablo Robles.
"En realidad esto me pone contento, el volver a hacerlo aquí porque tiene una energía muy particular, pero de trabajar en el cementerio me llama la atención el arte olvidado que hay en las tumbas, no la idea de perturbar a los muertos", dijo Robles.
Para el actor "si uno no cree, no cree. Uno viene a trabajar, a hacer su arte, no se va a fijar si se escuchan ruidos", concluyó.
Por Álvaro Mellizo.
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