Este artículo se publicó hace 15 años.
Unos doscientos arrieros españoles llegan a Roma en carretas tiradas por bestias
Arrieros son, unos 200, y como reza el refrán, se han "encontrado" en el Camino de San Francisco, que va de la ciudad italiana de Asís a Roma, adonde han llegado en carretas tiradas por burros hasta adentrase en El Vaticano al son del pasodoble "Y Viva España".
Se trata de una peregrinación organizada por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago-Vía de la Plata (ACASAN), de Fuenterroble de Salvatierra, en Salamanca (España), aunque está compuesta por personas de casi todas las autonomías españolas.
Las colonias más populosas son las de Castilla y León, y en concreto la salmantina, con casi 80 componentes, y la de Andalucía, con unos 60, pero todos han recorrido hermanados los más de 200 kilómetros que separan el santuario de Asís, de donde era natural San Francisco, y la plaza de San Pedro del Vaticano, en la que hoy han concluido su peregrinar.
Nueve jornadas de viaje a imitación de los antiguos arrieros, en carros tirados por burros por los caminos de montaña del centro de la península italiana, y ataviados con ropajes tradicionales.
El coordinador del proyecto "Campamento Arriero", Blas Rodríguez, manifestó a Efe que se ha tratado de una experiencia "dura" pero gratificante y "muy bonita, sobre todo por la hospitalidad" que los peregrinos han ido encontrando en los pueblos y las ciudades italianas.
Según Rodríguez, cuando en los pueblos veían llegar a los españoles, sobre los carros o tirando de los animales, y en muchas ocasiones cantando canciones tradicionales, era "como un regalo, como una fiesta" para sus habitantes.
En aquellas localidades en las que hacían fonda, los "arrieros" se dirigían "derechos a la iglesia" del lugar, y en ese momento era donde "estaba presente el tema de la fe", ya que Rodríguez afirma que el pueblo les acogía con gran alegría y en muchas ocasiones italianos y españoles cenaban juntos.
Dormían apenas dos o tres horas por noche, "de las tres de la mañana a las cinco", cuando se levantaban para volver a poner a punto los carros y retomar el camino por senderos y veredas.
Muy distinta ha sido su entrada en la ciudad del Vaticano, a la que han llegado al son del pasodoble "Y Viva España", a lo largo de Via della Conciliazione, la gran avenida que lleva a la basílica de San Pedro, cortada para que pudieran desfilar carros y asnos, y rodeados de las cámaras de los sorprendidos turistas.
Los últimos componentes del grupo, armados de escobas, iban recogiendo los excrementos que los animales de carga dejaban en el asfalto romano, algo que forma parte de una de las iniciativas paralelas del "Campamento".
"Hay un taller que es de ecología y medioambiente, que pretende ir recogiendo toda la basura que vamos encontrando, sensibilizando a la gente del amor y el respeto a la naturaleza", aseguró Rodríguez.
Pero este tiempo en la carretera también ha servido para aprender otras cosas, como guarnicionería (el arte de trabajar el cuero), cocina o música, en especial entre los más jóvenes.
Y es que con los peregrinos han viajado numerosos niños, algunos de muy corta edad, que han aguantado la fatiga y las privaciones "como unos jabatos", en palabras de Rodríguez, lo que a su juicio quiere decir "que hay futuro" para este tipo de movimientos.
Una idea, la del "Campamento Arriero", que surgió por la hermandad, desde antiguo, entre arrieros y peregrinos, que se ayudaban mutuamente en el camino.
En los próximos años, la asociación tiene previsto seguir organizando peregrinaciones a los lugares que fueron importantes en la "hermandad" de la Europa cristiana durante la Edad Media, como la Vía Francígena (de Canterbury -Reino Unido- a Roma), el Camino de San Martín de Tours (de Hungría a esta localidad francesa) y el de San Olav (en Suecia).
Todos son "lugares de encuentro, que nos van hermanando, nos van entretejiendo", pero el primero tenía que ser el que lleva a Roma, porque, para Rodríguez y para los demás peregrinos-arrieros, "todos los caminos llevan aquí".
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