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El drama y el Opus Dei andan juntos el "Camino" de Fesser

Reuters

Después de transitar por las sendas del humor histriónico, Javier Fesser busca nuevos destinos en su labor cinematográfica con "Camino", el drama de una familia marcada por el Opus Dei.

La película, presentada el jueves en la sección oficial del Festival de Cine de San Sebastián, narra en 143 minutos una historia que se inspira en la vida de Alexia González-Barros, una niña que conoce al mismo tiempo el amor y la cercanía de la muerte.

El giro de Fesser, que comenzó en el cine con cortos de humor surrealista y largometrajes como "El milagro de P. Tinto" (1998), llega después de que ya se le viera un cambio de rumbo con "Binta y la gran idea", un corto con el que fue candidato al Oscar en 2007, de temática humorística pero que abordaba problemas como la pobreza o la situación de la mujer en África.

En esta ocasión, Fesser ha hecho una amplia labor de investigación para bucear en la necesidad propia de comprender cómo reacciona una familia, profundamente religiosa y marcada por el Opus Dei, al drama humano de la enfermedad y pérdida de una hija.

"La película no critica nada, deja espacio para que cada uno pueda opinar", dijo Fesser, que agregó que no es consciente de que el Opus Dei hubiera criticado la cinta, que lleva el nombre del libro del fundador de la orden, José María Escrivá de Balaguer.

"Mi mirada trata de ser una radiografía del Opus Dei (..) está hecha desde la objetividad y el respeto", añadió el director y guionista en rueda de prensa.

Fesser, que abrió también nuevas rutas en el cine español al llevar a la gran pantalla las aventuras de Mortadelo y Filemón en 2003, dijo que llevaba años "madurando" cómo contar su admiración hacia Alexia, un niña que está en proceso de canonización.

La cinta, que intercala el oscurantismo religioso más profundo con el mundo onírico en el que se sumerge su protagonista, diagnosticada con un tumor que la deja paralítica, está interpretada por la niña Nerea Camacho y Carme Elías en el papel de madre de la pequeña.

"Hay dos componentes esenciales (en la película): la salud del cuerpo y la salud del alma. Hay quien trata de curar el cuerpo y hay quien trata de anestesiar el alma. Si la película es directa en el lado espiritual, también tiene que serlo en el otro", dijo el director en referencia a las críticas sobre las escenas de las operaciones quirúrgicas.

La película, cuyos productores han reconocido que desde el punto de vista comercial es un proyecto arriesgado por la temática y el contexto, es la tercera española a concurso en el Festival de San Sebastián, que se clausura el sábado.

OTRA MIRADA INFANTIL

Los niños son también los protagonistas de la segunda película a concurso proyectada hoy, "Maman est chez le coiffeur", de la directora de origen suizo pero afincada en Quebec Léa Pool.

La historia se enmarca en los años 60 y cuenta la diferente reacción de tres hermanos al abandono de su madre y de la vida de los pequeños con su padre, del que no aciertan a comprender que es homosexual.

La realizadora de películas premiadas como "Le femme d'hotel" (1984) o "Emporte-moi" (1999), contó en rueda de prensa que le interesó el guión de Isabelle Hébert porque ella misma había sido una niña abandonada por su madre.

"Me interesaba la mirada de los niños, porque sólo comprendemos el drama de los padres a través de lo que comprenden los niños", dijo Pool, que admitió el "universo paralelo" que su cinta comparte con la imaginativa "Leolo" (1999), de Jean-Claude Lauzon.

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