Este artículo se publicó hace 14 años.
Drogba quiere mostrar su calidad en Sudáfrica pese a la lesión
El delantero de Costa de Marfil Didier Drogba está entre los rostros más reconocibles del fútbol, pero su perfil mundial está construido sobre la base de sus actuaciones en su club y no en sus apariciones internacionales.
Este demoledor delantero centro espera elevar su reputación en el escenario mundial tras una triunfante temporada en la que sus goles llevaron al Chelsea a ganar su primer doblete en Inglaterra con la Liga Premier y la Copa FA, aunque para ello tendrá que recuperarse a gran velocidad de una fractura en el brazo izquierdo.
Operado con éxito en Suiza después de la lesión que se hizo en un amistoso a primeros de mes, Drogba ha vuelto con sus compañeros a Sudáfrica, pero no se sabe cuándo podrá jugar.
El tiempo se está acabando para el jugador de 32 años, el mayor goleador de todos los tiempos de su país con 42 tantos en 66 partidos internacionales, y una vez más es probable que su nivel dicte el éxito de su equipo en Sudáfrica.
Drogba ha tenido una carrera inconstante para Costa de Marfil. Se perdió el penalti decisivo cuando su selección cayó en la final de la Copa Africana de Naciones en 2006 ante el anfitrión, Egipto.
Tuvo un mal día cuando Costa de Marfil cayó en las semifinales del Mundial de 2008, después de que su rendimiento en el Chelsea convirtiera a su selección en uno de los favoritos.
Ocurrió algo similar en Angola en enero, cuando los marfileños perdieron en cuartos de final ante Argelia -que también se clasificó al Mundial- en un partido en el que Drogba pareció estar incómodo.
Drogba proviene de una familia ligada al fútbol. Su tío Michel Goba jugó en Francia, donde el ahora atacante fue criado desde los cinco años, y su primo Olivier Tebily jugó en la Premier League y con la selección costamarfileña.
Su carrera tardó en despegar, pero una vez que comenzó a anotar goles para Le Mans, en la segunda división francesa, su fortuna cambió rápidamente.
Tenía 25 años cuando anotó 17 goles para Guingamp en la Liga francesa antes de sellar un lucrativo traspaso por el Olympique de Marsella y tras apenas una temporada, el Chelsea le fichó por 24 millones de libras (29 millones de euros) en 2004.
El Futbolista Africano del Año en dos ocasiones ha disfrutado de un brillante periodo en Stamford Bridge, ayudando al Chelsea a ganar tres títulos ingleses y tres Copas FA con su poderoso juego de ataque, pero la Liga de Campeones le ha sido esquiva, al igual que el éxito internacional que aún anhela.
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