Este artículo se publicó hace 12 años.
El eczema infantil es más común en las latitudes altas
Los niños queviven cerca de la línea del Ecuador son menos propensos a tenereczema y algunas alergias alimentarias que sufren los pequeñosque viven en regiones no tan soleadas, un hallazgo que aportauna prueba ecológica de que los niveles bajos de vitamina Delevan el riesgo de desarrollar alergia.
El equipo del doctor Nicholas Osborne, de la Universidad deExeter, Reino Unido, identificó un gradiente de la latitudasociado con el eczema y las alergias al maní y el huevo en unestudio sobre más de 7000 niños.
"Esta investigación nos estimula aún más a seguir estudiandola posible influencia causal de la radiación UV del ambiente ylos niveles de vitamina D en este grupo de enfermedades",escribe el equipo en una carta publicada en Journal of Allergyand Clinical Immunology.
Los autores utilizaron datos de la tercera etapa del EstudioLongitudinal de Niños Australianos, con 3312 niños de cuatro ycinco años y 4331 niños de ocho y nueve años, realizada en el2008.
Consideraron que los 4500 kilómetros de Australia de norte asur, entre los 10 y 43 grados de latitud sur, como así tambiénsus altas tasas de alergia y asma "hacen de ese país el lugarindicado para analizar estas asociaciones".
El eczema concentró el gradiente latitudinal más sólido enambos grupos etarios. Entre los niños más pequeños, tenía eczemael 9 por ciento de los que residían en el norte del país (10-29ºS), comparado con el 15 por ciento de los que vivían en elcentro del país (29-35º S) y el 19 por ciento de los que vivíanen el sur (35-43º S).
En ese grupo, luego de un análisis de variables múltiples ycon la región norte (la más cercana al Ecuador) como referencia,el equipo observó que los niños tenían un 75 por ciento másriesgo de tener eczema si vivían en el centro del país y más deldoble de riesgo si residían en el sur.
Entre los participantes de ocho y nueve años, la tasa deeczema según la región de residencia era del 8 por ciento en elnorte del país, del 12 por ciento en el centro y del 13 porciento en el sur. El riesgo relativo ajustado para la regióncentral y el sur del país era de 1,6 y 1,9.
El equipo identificó gradientes latitudinales similares parala alergia al maní en ambos grupos etarios y para la alergia alhuevo en el grupo más pequeño (esta alergia no se pudoinvestigar en los niños mayores porque no se registraron casosen el norte).
La prevalencia de las alergias a la leche de vaca, el trigo u"otros" alimentos no varió según la latitud. Lo mismo sucediócon las alergias a la soja y el sésamo, pero porque ambas eranpoco frecuentes, de modo que el estudio no habría detectadodiferencias.
"No nos sorprendió la ausencia de una asociación entre otrasalergias alimentarias y la latitud porque podrían tener otrosmecanismos biológicos, como la alergia no mediada por IgE y lasintolerancias a los alimentos, a diferencia de la alergiamediada por IgE", escribe el equipo.
Los autores tampoco detectaron una gradiente latitudinal parala prevalencia del asma, lo que sugeriría "que la aparición delasma se debería quizás a mecanismos patológicos distintos a losde las alergias al maní y al huevo".
"Investigar estos fenómenos con datos meteorológicos, como latemperatura y la radiación solar, junto con determinacionesserológicas de vitamina D, aportaría más claves sobre lanaturaleza de estas asociaciones", concluye el equipo.
FUENTE: J Allergy Clin Immunol, 2012.
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