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Eduardo Jordá asegura que "la poesía incomprensible es un fraude"

EFE

La poesía que no resulta comprensible para un buen lector "es un fraude", según ha dicho a Efe el narrador y poeta Eduardo Jordá (Palma de Mallorca, 1956), quien el próximo martes presentará su último poemario, "Instante" (Fundación José Manuel Lara) en Sevilla.

Escritor viajero y reciente ganador del III Premio Málaga de Novela con "Pregúntale a la noche", una novela que transcurre en África y que fue publicada a finales del año pasado, Jordá no abandona el tema del viaje en su nuevo poemario y ha explicado que una de sus partes, "El infierno feliz", está inspirada en una visita a Manila.

"Yo tenía la extravagante idea de que las Filipinas, al haber estado en la órbita económica de los Estados Unidos, eran un país relativamente próspero; me encontré con que Manila es una ciudad monstruosa y rodeada de barrios interminables de chabolas", ha señalado el poeta, para añadir: "hay gente que vive en las vías del tren, pero no en los andenes, sino literalmente sobre las vías".

"Cada vez que llegan los trenes, recogen todas sus pertenencias, que son muy pocas, y dejan pasar el tren; luego vuelven a levantar su hogar sobre las vías con un par de toallas, un hule y dos cazos, pero a pesar de todo esto, los filipinos poseen una dulzura y una alegría de vivir que llega a parecer inexplicable", ha explicado para justificar el título de esos poemas filipinos, "El infierno feliz".

"Instante" es la segunda parte del libro y la que da título al volumen, por lo que ha dicho: "Ya sé que hay un libro de Wyslawa Szymborska que se llama así, pero yo tenía pensado titular mi libro de este modo antes de que tuviera noticias de su existencia; por lo demás, me gusta mucho la Szymborska, que es un ejemplo de claridad e ironía".

Jordá ha insistido en que "toda la poesía hermética o incomprensible es un fraude, igual que ese vocabulario pseudo-científico que usan los adivinos y los parapsicólogos para engañar a los incautos y sacarles unas perras; la verdadera poesía debe ser fácil de comprender."

"Cuando no entendemos un verso o no conseguimos saber de qué nos está hablando un poeta, y nos preguntamos si nos está describiendo una PSP o una angina de pecho, eso es señal de nos están tomando el pelo; hay mucha charlatanería disfrazada de poesía, aunque en realidad no es más que un engañabobos", ha añadido.

Al poeta le gusta que la poesía "cuente cosas, describa lugares y situaciones y sirva para reflejar la complejidad de la vida" y le desagrada "la poesía que reivindica o que sermonea, o la que da instrucciones, o la que grita con un megáfono, o la que se lamenta, o la que parece el producto de una sesión de terapia psíquica en un sanatorio mental".

Jordá ha concluido asegurando que prefiere "la poesía que le habla al lector en voz baja, como en una conversación agradable en un bar, mientras suena de fondo una canción de Paul Simon, por ejemplo, o mejor aún, de la 'Incredible String Band'."

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