Este artículo se publicó hace 15 años.
El Ejército tailandés carga contra los opositores al Gobierno
El Ejército tailandés disparó el lunes sus rifles de asalto contra opositores al Gobierno en el centro de Bangkok y estos respondieron con bombas incendiarias y piedras, en unos acontecimeintos que han sumido a Tailandia en una profunda crisis política.
Cerca de las 17:20 hora local (10:20 GMT), un periodista de Reuters vio a un grupo de soldados avanzando hacia un área controlada por los manifestantes cerca de la Casa de Gobierno, aparentemente en un último intento desesperado por terminar con las protestas.
Los enfrentamientos, que se producen dos días después de que las protestas obligaran a cancelar una cumbre asiática, han minado la confianza en el Gobierno y suponen un revés para la imagen de una economía que ya venía sufriendo por el caos político del año pasado y la crisis económica mundial.
Responsables sanitarios dijeron que, hasta el lunes, al menos 67 personas habían resultado heridas, cuatro de ellas por disparos de bala. Entre los heridos hay dos soldados.
"Creo que los días más oscuros de la historia de Tailandia están por llegar, puesto que no vemos una solución rápida para la continua división", dijo Prinn Panitchpakdi, analista de CLSA Asia-Pacific.
La violencia del lunes comenzó antes del amanecer y la mayor parte de los incidentes ocurrieron en uno de los puntos más transitados de la ciudad, el cruce de Din Daeng, que permanecía bloqueado por manifestantes que portaban camisetas rojas.
Los soldados habían desplegado vehículos con agua para usar el contenido contra los manifestantes leales al ex primer ministro Thaksin Shinawatra, que habían cubierto la carretera con gasolina, aparentemente amenazando con incendiarla si las tropas se acercaban.
Finalmente lograron hacer retroceder a los manifestantes, deteniendo a varios de ellos y quitándoles sus camisetas.
Fue la primera demostración de firmeza desde que el primer ministro Abhisit Vejjajiva declaró el estado de emergencia en Bangkok y sus alrededores el domingo.
El general Songkitti Chakabakr, el máximo comandante militar de Tailandia, dijo en un comunicado emitido por la televisión que el comité encargado de restaurar el orden intentaría "por todos los medios pacíficos" restablecer la normalidad tan pronto como sea posible.
El comité, liderado por el general Songkitti, trataría de no usar la fuerza, pero se reservaría el uso de las armas en defensa propia y para proteger los derechos individuales de los tailandeses, señaló.
DIVISION POLITICA IRRECONCILIABLE
que ocupaban el poder - y los partidarios leales a la realeza, con "camisetas amarillas" - que respaldan al nuevo Gobierno - protagonizaron protestas casi ininterrumpidas en la capital, que culminaron con la ocupación de los principales aeropuertos de la capital.
La irreconciliable división política enfrenta a simpatizantes de la realeza, el Ejército y una clase media urbana contra una mayoría rural humilde, leal a Thaksin y sus políticas populistas.
Quienes respaldan a Thaksin dicen que Abhisit ascendió al cargo de primer ministro en diciembre pasado por las deserciones parlamentarias que ideó el Ejército. Demandan nuevas elecciones, para las que estarían bien posicionados.
Thaksin, que está en el exilio, indicó el domingo por la noche que estaba dispuesto a volver a Tailandia para liderar el levantamiento popular si había un golpe.
El país ha vivido 18 golpes de Estado desde 1932 y es posible que haya otro si se derrama sangre en las calles. Pero el Ejército se resiste a intervenir porque una acción de este tipo no podría frenar a los manifestantes ni resolver la división política, señalan analistas.
El caos en la capital asestará un nuevo golpe al turismo, una de las principales fuentes de ingreso de Tailandia. Varios países han advertido a sus ciudadanos que no viajen al país asiático.
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