Este artículo se publicó hace 15 años.
Embajador de Brasil ante la OEA exige fin de la "tortura" en embajada en Honduras
El embajador de Brasil ante la OEA, Ruy de Lima Casaes e Silva, exigió hoy el fin de la "tortura" a la que están sometidos los funcionarios y el personal que se encuentra en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, en la que se aloja el depuesto presidente Manuel Zelaya desde el pasado mes de septiembre.
Se trata de un ataque "inhumano", dijo el representante de Brasil ante la Organización de Estados Americanos (OEA), que relató ante el Consejo de la organización hemisférica cómo se han "intensificado progresivamente las técnicas de tortura" contra los que se encuentran en la embajada.
El embajador señaló las "pesadas restricciones" a los derechos humanos impuestas a las personas que se encuentran sitiadas en la legación.
La embajada, a donde la comida llega contada y registrada, está cercada por fuerzas policiales y militares desde que Zelaya ingresó en ella, el pasado 21 de septiembre.
Las casas vecinas a la sede diplomática fueron evacuadas para "facilitar las medidas de restricción", entre ellas cortes de agua y luz.
Además, del lanzamiento de gas lacrimógeno, ondas sonoras y otro gases de efecto no identificado de los primeros días, se han sumado, según contó, "torturas psíquicas" a través de potentes lámparas de luz que apuntan a las ventanas durante la noche y los intensos ruidos que impiden dormir y descansar a los funcionarios que están dentro.
Explicó que uno de los focos apunta directamente a la ventana de la habitación donde se encuentra Zelaya, que aunque está cubierta con revistas, papel aluminio y sacos de tela negra "la intensidad de la luz es inaguantable".
Otro foco apunta al garaje donde se encuentra el personal de la embajada, a lo que se unen las bocinas que tocan toda la noche y otros ruidos provocados por los policías imitando sonidos de animales para evitar que puedan dormir.
Además, señaló que 24 horas al día hay guardias armados, subidos en dos plataformas instaladas enfrente de la embajada, viendo claramente el interior del edificio y que controlan todos los movimientos con prismáticos.
En cuanto a la comida, manifestó que el suministro es "limitado", viene preparada desde el exterior, es revisada y olida por perros, aunque no siempre se entrega inmediatamente, incluso a veces se queda al sol durante horas lo que en una ocasión provocó una crisis de diarrea generalizada.
Lima Casaes "deploró" las acciones del Gobierno de facto y exigió "el fin de la situación de tortura a la que están sometidos los ciudadanos brasileños y hondureños" en el interior de la embajada,
Asimismo recordó que el artículo 2 de la Convención Interamericana contra Prevención y Castigo de la Tortura recoge que anular la personalidad de la víctima o disminuir su capacidad física o mental aunque no causen un dolor físico o angustia psíquica "también son tortura".
Los embajadores y representantes de los 33 países que actualmente son miembros de la OEA mostraron su apoyo a Brasil y en sus intervenciones individuales pidieron que acabe el sitio a la embajada.
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